Kabul - El Gobierno afgano celebró ayer el anuncio del presidente Donald Trump de aumentar el número de tropas estadounidenses en Afganistán, mientras que los talibanes amenazaron con convertir el país en un “cementerio” para Estados Unidos.

Tanto el presidente afgano, Ashraf Gani, como el jefe del Ejecutivo, Abdulá Abdulá, agradecieron el envío de más tropas sin una fecha de retirada, y aunque Trump evitó dar números, fuentes del Congreso estadounidense apuntaron que podrían ascender a 4.000, que se sumarían a los 8.400 ya desplegados en Afganistán. En total, la misión de la OTAN en el país asiático cuenta en la actualidad con unos 13.000 soldados en tareas de asesoramiento y capacitación.

“Estoy agradecido al presidente Trump y a los estadounidenses por esta confirmación del apoyo a nuestros esfuerzos por alcanzar la autonomía y a la lucha conjunta para liberar a la región de la amenaza del terrorismo”, afirmó Gani en un comunicado. Según el presidente afgano, la nueva estrategia de Estados Unidos en Afganistán pone un énfasis particular en el respaldo a las Fuerzas Armadas afganas: doblar el número de las tropas especiales, mejorar las Fuerzas Aéreas o un mayor asesoramiento. Todo ello, afirmó Gani, “debería mostrar a los talibanes (...) que no pueden lograr una victoria militar”.

En esta línea, Abdulá valoró la “decisión correcta y oportuna” de “expandir” la estrategia en Afganistán, lo que hará que los talibanes abandonen la idea de obtener una “victoria militar” en el país, aunque evitó cerrar la puerta al diálogo con los insurgentes. “La guerra no es la solución y la oportunidad de paz por nuestra parte todavía existe”, manifestó el jefe del Ejecutivo afgano.

otan: “realista” El jefe de los contingentes estadounidense y de la OTAN en Afganistán, el general John Nicholson, subrayó, por su parte, que con este anuncio queda claro que la presencia de las tropas de EEUU estará determinado por la realidad sobre el terreno “y no por programas arbitrarios”.

Hacía así lo que parece una clara referencia a la política de la anterior administración del presidente Barack Obama (2009-2017). “Esta nueva estrategia significa que los talibanes no pueden ganar militarmente. Ahora es el momento de renunciar a la violencia y reconciliarse”, sentenció Nicholson, quien recalcó que “un Afganistán estable y pacífico es una victoria para los afganos” y la OTAN.

Sin embargo los talibanes, lejos de amedrentarse, advirtieron a Trump de que Afganistán se convertirá en el “cementerio” de Estados Unidos, tras un conflicto que ya es el más largo en la historia estadounidense tras casi 16 años de guerra. “Si los estadounidenses no retiran sus fuerzas de Afganistán, no está lejos (el día en que) Afganistán se convertirá en el cementerio del siglo XXI del imperio estadounidense”, indicó en un comunicado remitido a Efe el portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid.

El portavoz insurgente dejó claro que la “liberación del territorio afgano” actualmente invadido supone una obligación religiosa y moral para los afganos, que continuarán con la yihad o guerra santa hasta que el último soldado estadounidense abandone el país.

Según el informe del Inspector Especial para Afganistán (SIGAR) de Estados Unidos divulgado este mes, la guerra en Afganistán está “estancada”, con los insurgentes controlando el 40% del país.

El vicepresidente Mike Pence dijo que “está por ver” cuánto tropas está previsto enviar a Afganistán, y que será un número “suficiente” para ayudar a los afganos en la lucha contra los talibanes y Al Qaeda y el EI.

El Gobierno alemán aplaudió ayer la decisión de EEUU de aumentar su presencia militar en Afganistán y pidió a Washington una estrecha coordinación para estabilizar el país y detener el flujo de emigrantes afganos a Europa.