PEKÍN. En unas declaraciones que publica hoy Hong Kong Free Press, el agredido, Howard Lam, denunció que unos hombres que hablaban mandarín (idioma oficial de China, frente al cantonés que se utiliza en Hong Kong) le golpearon, le retuvieron ilegalmente durante unas nueve horas y finalmente le dejaron abandonado en una playa.
Tres días antes del suceso, que se prolongó desde ayer hasta la madrugada de hoy, Lam había recibido una llamada telefónica de alguien presuntamente ligado a las fuerzas de seguridad chinas en la que fue advertido de que no enviara a Liu Xia vía móvil una foto autografiada del jugador de fútbol Lionel Messi, del que Liu Xiaobo era apasionado seguidor.
El suceso se inició en el distrito de Mong Kok, una popular zona comercial de la península de Kowloon donde Lam fue abordado por el grupo de hombres en una tienda de deportes.
Según su testimonio, Lam fue entonces golpeado en la cabeza, le requisaron el móvil y le dieron a oler una sustancia que le dejó inconsciente, despertándose después en un lugar desconocido por él, donde fue interrogado y nuevamente agredido.
"No sabía si estaba en China o en Hong Kong", contó el militante del Partido.
Él mostró hoy a los fotógrafos los moratones que le causaron algunos de los golpes o heridas en las piernas, donde los agresores le clavaron varias grapas que formaban una cruz, en posible alusión a sus creencias, ya que Lam es cristiano.
La Ley Básica de Hong Kong (constitución local) estipula que la policía y otros cuerpos de seguridad de China no pueden actuar en Hong Kong, pero incidentes como los de hoy han despertado en la excolonia el temor a que el régimen comunista extienda sus métodos de represión a la región, después de 20 años de amplia autonomía.
Los mismos temores afloraron en 2015 y 2016, cuando varias personas ligadas a librerías de Hong Kong en las que se vendían libros críticos con el régimen comunista fueron llevados ilegalmente a territorio chino, y en algunos casos confesaron delitos que se cree fueron forzados por las autoridades chinas.
Liu Xia, viuda de Liu Xiaobo, se encuentra presuntamente en Pekín, pero las autoridades la mantienen aislada e impiden el acceso de prensa o activistas a su domicilio.
Las últimas imágenes publicadas de ella son las de su asistencia, el 15 de julio, al funeral de su esposo, fallecido de un cáncer de hígado y que pasó sus últimos ocho años de vida en la cárcel, acusado de subversión contra el Estado por haber encabezado un documento en el que pedía la democratización de China.