Nairobi - A la espera de conocer los resultados definitivos de las elecciones, Kenia vivió ayer una jornada de gran tensión tras la denuncia de fraude electoral por parte del líder opositor, Raila Odinga, que acusa al partido gobernante de haber pirateado el sistema de recuento de votos. Según denunció a primera hora de la mañana Odinga, unos hackers de la coalición Jubileo accedieron el martes, en plena jornada de votación, a la base de datos de la Comisión Electoral utilizando la identidad de su director de Telecomunicaciones, Chris Msando, asesinado hace diez días.

Una vez dentro del sistema, cargaron un algoritmo que otorgó al actual presidente, Uhuru Kenyatta, una ventaja constante de once puntos sobre él y ejecutaron otras órdenes que alteraron el recuento de los 47 condados del país. El líder de la coalición opositora Súper Alianza Democrática (NASA, siglas en inglés) calificó estos hechos de “conspiración masiva” que eleva “el fraude” del Jubileo, el partido gobernante, “a otro nivel”. En su cuenta de Twitter, Odinga publicó 50 documentos llevados ante la autoridad electoral que probarían el fraude y añadió: “Esta vez les hemos cazado”.

A las 19.00 (16.GMT) y con un 76,9% de escrutinio, la Comisión Electoral otorgaba la victoria al presidente Kenyatta con un 54,32% de los votos, mientras que Odinga quedaba segundo con un 44,77%. En un recuento paralelo, la NASA le daba una ventaja a Odinga de 900.000 votos sobre Kenyatta.

A última hora de ayer, el responsable de la Comisión Electoral de Kenia, Ezra Chiloba, aseguró ayer que su sistema informático no ha sufrido ninguna interferencia externa “antes, durante ni después” de los comicios. Chiloba afirmó que los sistemas de transmisión de resultados y de recuento de votos son “seguros”.

Después de su denuncia pública, Odinga llamó a los kenianos a “no aceptar” los resultados y, si bien les pidió que mantuvieran la calma, añadió: “Yo no puedo controlar la voluntad del pueblo”.

Siguiendo las palabras de su líder, muchos seguidores salieron a las calles en diferentes ciudades del país para protestar ante lo que consideran una ruptura de la promesa de elecciones “libres y justas”. Los incidentes más graves tuvieron lugar en Nairobi, donde dos personas murieron a disparos de la Policía en el suburbio de Mathare. Allí, los manifestantes bloquearon la carretera principal con piedras y hogueras hasta que fueron dispersados por la unidad paramilitar con gas lacrimógeno y disparos. Los disturbios no solo se produjeron en la capital. En el condado del Río Tana (este), una persona murió apuñalada a manos de cinco hombres que atacaron un centro de recuento de votos con armas blancas, de los de los cuales fallecieron abatidos por la Policía.

La tensión es palpable en las calles de un país que votó el martes en paz y que desea superar sus diferencias tribales para no volver a repetir la violencia postelectoral de 2007, en la que murieron más de 1.100 personas. En el barrio chabolista de Kibera (Nairobi), bastión de Odinga que acoge a cerca de un millón de habitantes, sus seguidores advirtieron a Efe: “Si acepta la derrota, nosotros la aceptaremos. Si rechaza los resultados y nos pide que salgamos a la calle, saldremos a la calle”, dijo uno de ellos.

Mientras, el Gobierno keniano pide “responsabilidad” a los ciudadanos ante la gran agitación que vive el país. “Por favor, debemos abstenernos de cualquier actividad que ponga en peligro la vida de los demás o la estabilidad del país”, pidió el ministro del Interior en funciones, Fred Matiang’i.