Mosul - Borrar la historia con explosivos fue el principal empeño de los yihadistas en la ciudad iraquí de Mosul, cuyo patrimonio se remonta al siglo VII a. C. Desde sus cenizas, comienza ahora un largo camino para devolverlo a la vida.

Uno de los pasos en este recorrido lo ha comenzado a dar la ONG especializada en la protección y conservación de monumentos Gilgamesh, nombre adoptado en referencia al héroe legendario de la mitología sumeria de Irak, y a su epopeya en busca de la gloria y la inmortalidad. Su trabajo consiste es valorar los daños causados por miembros del Estado islámico (EI) en las antigüedades y enviar la evaluación al Gobierno para que tome las medidas necesarias para protegerlos.

Uno de esos sitios es la muralla de la ciudad asiria de Nínive (VII a. C.), con sus 14 kilómetros de largo, que recorren la falda de la colina que rodea el este de Mosul, y que los extremistas horadaron por distintas partes cuando se hicieron con el control de la urbe hace tres años. Cinco de sus puertas fueron reducidas a pedazos, voladas con explosivos, y solo la puerta Shamash (Sol) ha sobrevivido y sigue en pie, levantada en la carretera que lleva a Erbil. Otros 15 accesos se salvaron gracias a que siguen enterrados.