Washington - El yerno y asesor del presidente estadounidense Donald Trump, Jared Kushner, negó ayer ante el Senado cualquier negligencia en sus contactos con rusos el año pasado, dijo que no tiene “nada que esconder” y arremetió contra quienes sugieren que su suegro ganó las elecciones con la ayuda de Moscú.

Kushner es la persona con mayor influencia sobre Trump de entre aquéllos que están siendo investigados por el FBI y el Congreso por sus contactos con el Kremlin durante la campaña electoral y el periodo de transición, y ayer compareció ante el Comité de Inteligencia del Senado para tratar de limpiar su nombre. “No cometí actos de colusión (pacto ilegal para dañar a un tercero) con Rusia, ni sé de nadie más en la campaña que lo hiciera”, dijo Kushner en una declaración ante la prensa en la Casa Blanca, en la que resumió su testimonio ante el Senado.

“No mantuve contactos inapropiados. No he dependido de fondos rusos para financiar mis actividades empresariales, y he sido totalmente transparente al proporcionar la información solicitada” por el FBI y el Congreso, añadió Kushner.

El yerno de Trump defendió que su suegro ganó las elecciones porque “tenía un mensaje mejor y dirigió una campaña mejor” que los demócratas, y dijo que “sugerir otra cosa ridiculiza a los que votaron por él” en las elecciones presidenciales de 2016. A primera hora de la mañana, Kushner distribuyó a la prensa una declaración de once páginas que se disponía a leer ante el Senado. En ella, intentó minimizar su implicación en el encuentro que mantuvo en junio de 2016 con una abogada rusa y otras seis personas, entre ellas el hijo mayor de Trump, Donald Jr., quien esperaba obtener allí información dañina sobre la entonces candidata demócrata Hillary Clinton, algo que finalmente no ocurrió.

Kushner afirmó ayer que no leyó la cadena de correos electrónicos que le reenvió Donald Jr. al pedirle que le acompañara al encuentro, y que ni siquiera sabía con quién iban a reunirse, por lo que no era consciente de la promesa sobre información relativa a Clinton. “Cuando llegué (...), la abogada rusa estaba hablando sobre un veto a las adopciones en Estados Unidos de niños rusos. No tenía ni idea de por qué se estaba hablando de ese tema y decidí rápidamente que estaba perdiendo el tiempo en esa reunión”, explicó. A los diez minutos, escribió a su asistente y le pidió llamarle al celular para tener una excusa y poder irse de la cita.

En su declaración, Kushner se comprometió a cooperar con las investigaciones sobre Rusia porque no tiene “nada que ocultar”, y describió sus contactos con personas conectadas con el Kremlin. “Los documentos que les proporciono demostrarán que tuve, quizá, cuatro contactos con representantes rusos dentro de los miles que sostuve durante la campaña y la transición, de los cuales ninguno tuvo un impacto en las elecciones y ninguno fue particularmente memorable”, destacó.

“relación mínima” Kushner citó en primer lugar un encuentro en abril de 2016 con el embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak, en el hotel Mayflower de la capital, donde Trump dio un discurso sobre política exterior. Allí, Kushner conoció a Kislyak y otros tres embajadores, quienes le hablaron durante “menos de un minuto” y “expresaron interés en crear una relación positiva” si Trump ganaba las elecciones.

El yerno de Trump argumentó que su relación con Kislyak era tan mínima que ni siquiera recordaba su nombre al día siguiente de la victoria de Trump en noviembre, cuando la campaña recibió una nota de felicitación atribuida al presidente ruso, Vladímir Putin, y quiso contactar al diplomático para verificar su autenticidad. El 1 de diciembre, Kushner recibió a Kislyak en la Torre Trump de Nueva York, y le expresó su “deseo de una nueva etapa en las relaciones”, además de preguntarle por una posible persona de contacto entre el equipo de transición y Rusia. “No sugerí crear un canal secreto de comunicación” con Rusia, aseguró el yerno del presidente en relación a un informe de prensa que así lo afirmaba, y que fue publicado en el diario The Washington Post en mayo. Al contrario, según Kushner, fue Kislyak quien le dijo que “los generales” rusos querían dar información sobre Siria a la campaña de Trump, pero ambos acordaron que hablarían de ello una vez que el entonces presidente electo estuviera ya en el poder.