Hasan Sham - Casi una semana después del anuncio de la liberación de Mosul, la destrucción, la falta de agua y electricidad o el miedo mantienen en los campamentos de desplazados a los civiles que huyeron de los combates entre los yihadistas y las fuerzas de seguridad iraquíes.

“Ha pasado casi una semana de la liberación total de Mosul de los terroristas del Dáesh y la gente comienza a pensar en volver a sus casas en las zonas liberadas, pero no tienen viviendas porque están destrozadas o tienen miedo por cuestiones de seguridad, algunos porque pueda volver Dáesh”, dice el responsable humanitario iraquí, Razga Obeid. Obeid, miembro de la Fundación Barzani y coordinador de cinco campamentos de desplazados levantados al este de Mosul, explica que ahora “la situación está estable” y que en los últimos diez días han llegado más desplazados de los que han regresado.

“Los desplazamientos continúan y el regreso ha aumentado, pero la gente que huye es todavía mayor que la que regresa”, asegura Obeid. Entre las tiendas de campaña, algún niño vuela una cometa, otros se arrancan en carreras para hacer girar las aspas de molinos de papel caseros, mientras la mayoría de los adultos pasa el tiempo sentados a la sombra para protegerse del calor. Obeid cuenta que uno de los grandes problemas que tienen en el campamento es la falta de electricidad, por lo que han pedido al Gobierno central y a la ONU que les envíen generadores para abastecer a los campamentos.