madrid - Sudán del Sur cumplió ayer seis años de independencia marcados por la violencia y el hambre, ambos en grado extremo. El enfrentamiento entre el presidente del país, Salva Kiir, y su antigua mano derecha, Riek Machar, ha dejado hasta el momento más de 50.000 muertos por los combates, según las estimaciones más conservadoras de Naciones Unidas, iniciado una nueva limpieza étnica y disparado la mayor crisis humanitaria del mundo.

Una guerra que ha dejado hasta el momento más de dos millones de desplazados internos y otro millón adicional refugiado en países vecinos como Kenia, Sudán y Uganda, donde la población ha escapado tanto de los combates entre las fuerzas armadas de ambos bandos como de las masacres locales que están perpetrando las etnias dinka (la del presidente) y nuer (la de Machar).

Todo ello se traduce en una situación humanitaria crítica. Seis millones de sursudaneses, más de la mitad de la población, están en situación de inseguridad alimentaria, sin garantías de poder conseguir comida al día siguiente. Cincuenta mil, directamente, se están muriendo de hambre.

El pasado mes de febrero, Naciones Unidas declaró una emergencia por hambruna en varias partes del país, dentro de la alerta emitida para cuatro países del continente, Nigeria, Somalia, y Yemen, que juntos forman la que la ONU ha descrito como “la gran catástrofe humanitaria” de esta década: 20 millones de personas sin nada que llevarse a la boca.

Hambre, violencia, analfabetismo y cólera En medio de esta crisis, UNICEF quiere llamar la atención sobre la población infantil de Sudán del Sur. “Es una situación muy grave porque hay múltiples factores que se están retroalimentando entre sí, todos ellos sobre un pilar que es el del conflicto armado”, declara a Europa Press el jefe de Comunicación de UNICEF para Sudán del Sur, Timothy Irwin. “Falta de escolarización, falta de infraestructuras, reclutamiento infantil, por mencionar algunos. A esos niños les están arrebatando la infancia”, lamenta.

Se estima que 1,1 millones de niños sufren desnutrición aguda, y 290.000 desnutrición aguda grave. Unos 2,2 millones de niños en Sudán del Sur no van al colegio. El país tiene la proporción más alta del mundo de niños fuera de la escuela: más del 70% de niños no está recibiendo educación, y más de un tercio de las escuelas han sido atacadas por grupos armados.

Al menos 2.500 niños han sido asesinados o heridos desde que estalló el conflicto en diciembre de 2013. Además se han registrado 254 incidentes de violaciones y agresiones sexuales contra niños. Más de 17.000 niños están en las filas de grupos y fuerzas armadas de Sudán del Sur, y el reclutamiento continúa.

A ello hay que sumar el actual brote de cólera que está sacudiendo el país, es el más prolongado y extendido de la historia de Sudán del Sur. Desde su inicio hace un año ha habido más de 10.000 casos, de los que más del 51 por ciento eran niños.

“Es desesperante, pero no tenemos más remedio que seguir siendo optimistas y lidiar con un problema cada vez. Tenemos dos prioridades para luchar contra el cólera: garantizar el acceso a la mayor cantidad de agua potable posible, y desarrollar procedimientos de higienización”, ha explicado Irwin.

Desde la entrada de UNICEF en el país, 293.000 niños menores de 5 años han sido vacunados contra la malaria, neumonía, diarrea y otras afecciones, y tratar más de 5.000 casos de cólera. Se ha proporcionado agua potable a 500.000 personas, y concedido acceso a las instalaciones de saneamiento a 200.000 más.

lugares inaccesibles No es suficiente, sin embargo, porque Sudán del Sur está repleto de zonas inaccesibles por los combates, para desdicha de los cooperantes. “Hay sitios a los que no llegamos. El estado de Unity ha sido un ‘punto caliente’ desde el principio, pero hay bolsas de conflicto repartidas por todo el país. No se trata realmente de fondos, porque estamos recibiéndolos. Es una cuestión logística. Tenemos que llegar directamente a esta gente”, ha indicado Irwin.

Aunque desde la ONU se asegura que los donantes responden, el representante de UNICEF en Sudán del Sur, Mahimbo Mdoe, insiste en que la situación es “catastrófica” y necesita de ayuda prolongada. “En Sudán del Sur hoy no habrá celebraciones para los millones de niños atrapados en el conflicto”, asegura.

“Desde UNICEF continuamos aumentando la respuesta de emergencia para llegar a quienes más lo necesitan, y reiteramos lo que hemos dicho una y otra vez: los actores humanitarios necesitan acceso integral y seguro, y los niños de Sudán del Sur necesitan paz”. - E.P.