Estrasburgo - El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, estalló ayer en la Eurocámara al encontrarse con que solo una treintena de los 751 eurodiputados estaban presentes en el pleno. “El Parlamento Europeo es ridículo, muy ridículo. Que haya solo una treintena de diputados en la sala demuestra que la Eurocámara no es seria”, dijo contundente Juncker al tomar la palabra en el debate.
La Eurocámara debía hacer balance de los logros de la presidencia maltesa de turno de la Unión Europea, en una sesión en la que también intervenía el primer ministro de Malta, Joseph Muscat. “Si en vez del señor Muscat estuviera aquí la canciller alemana, Angela Merkel, o el presidente francés, Emmanuel Macron, tendríamos un hemiciclo lleno”, añadió.
El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, afeó la crítica de Juncker a la institución y le recordó que “es el Parlamento Europeo el que debe controlar a la Comisión Europea, y no al revés”.
Las palabras de Tajani no callaron, sin embargo, al presidente de la Comisión, que dijo que no volvería a acudir a un encuentro de ese tipo, y que la “Eurocámara debería respetar más a las presidencias, incluso de los países más pequeños”, en referencia a Malta. Juncker mostraba así su empatía con Muscat, habida cuenta de que él mismo fue durante 19 años primer ministro de otro pequeño país: Luxemburgo.
El portavoz de la Eurocámara, Jaume Duch, confirmó a través de su cuenta de Twitter que posteriormente Tajani y Juncker habían mantenido una reunión en la que el presidente de la Comisión había “lamentado los términos utilizados”, y subrayó que el presidente de la Eurocámara daba el tema “por zanjado”.
Desde los grupos parlamentarios, el presidente del PPE, Manfred Weber, declaró en actitud mediadora que antes de comentar nada se reuniría con ambos (Juncker y Tajani) para escuchar lo que tenían que decir.
Por su parte, el presidente de la Alianza de Socialistas y Democráticos (S&D), Gianni Pittella, excusó su ausencia en la sala ya que se encontraba reunido con el comisario de Sanidad y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, y reconoció la necesidad de “cumplir con nuestro mandato participando en las sesiones del Parlamento Europeo”.
Sin embargo, el líder de los socialistas expresó que el enfado de Juncker también debería ir dirigido al “sin número” de reuniones del Consejo de la UE “en las que no se toman decisiones, como todas las de inmigración”. El eurodiputado de los Verdes Sven Giegold también rechazó las palabras de Juncker, y le instó a disculparse con el Parlamento ya que “boicotearlo no hace bien a la democracia europea”. Aunque el comportamiento del presidente de la Comisión fue “totalmente inapropiado”, Giegold le dio la razón en que cuando los jefes de Estado de “países más pequeños” hablan en el pleno atraen menos interés que cuando lo hacen Merkel o Macron.
Desde Izquierda Unida consideran que Juncker “tiene derecho a enfadarse”, aunque le recuerdan que el Parlamento es la única institución comunitaria elegida por sufragio universal y “se debe a él”, afirmó la eurodiputada Paloma López.
Dastis justifica las ausencias Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Alfonso Dastis, afirmó que aunque los eurodiputados no estén en el hemiciclo del Parlamento Europeo “no están de paseo” sino “trabajando en sus despachos”.
“Son cosas que pasan. Aunque no estén en el hemiciclo están trabajando sin duda en sus despachos”, afirmó el jefe de la diplomacia española en declaraciones a los periodistas, justificando las ausencias de los eurodiputados.