Londres - Lejos de aparentar debilidad tras la perdida de la mayoría absoluta del gobierno británico que lidera Theresa May en sus horas más bajas, el ministro encargado de la negociación del Brexit, David Davis, apuntaba ayer a un estado de ánimo “positivo y constructivo” para encarar las históricas negociaciones para la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
El primer día de las negociaciones tuvo lugar en los edificios de la Comisión Europea en Bruselas, seguido de una conferencia de prensa conjunta entre por y su negociador europeo, Michel Barnier, ex ministro de Relaciones Exteriores y comisionado de la UE.
Davis dijo al comienzo de las negociaciones con Bruselas que estaba decidido a construir una “asociación fuerte y especial” con la UE. Por su parte, su homólogo europeo apuntó a la necesidad de acordar prioridades clave y un calendario para las negociaciones.
A su llegada a Bruselas, Davis admitió que habrá “desafíos” por delante, pero creía que ambas partes podrían llegar a un acuerdo sobre los términos de la salida del Reino Unido para que funcionen en el mejor interés de todos los ciudadanos europeos. “Estamos iniciando esta negociación en un tono positivo y constructivo, decididos a construir una asociación fuerte y especial entre nosotros y nuestros aliados y amigos europeos para el futuro”, confirmó Davis.
Para Barnier que las negociaciones sean “constructivas” era vital para establecer el tono de lo que esperaba que fuera un proceso “ordenado”. En ese sentido, llamó a abordar primero las incertidumbres causadas por el Brexit, tanto por los ciudadanos, como por los beneficiarios de las políticas de la UE y por el impacto en las fronteras, en particular en Irlanda.
El buen ambiente quedó palpable antes del comienzo de las conversaciones, con el intercambio de regalos entre ambos reflejando su amor compartido por el senderismo y el montañismo. Momento que Barnier aprovechó para expresar sus “profundas simpatías con el pueblo británico” tras los ataques terroristas en Mánchester y Londres, lo que provocó una cálida respuesta de Davis.
“Es en tiempos como estos cuando nos recuerdan los valores y la resolución que compartimos con nuestros aliados más cercanos en Europa”, respondió el ministro de Brexit. “Hay más cosas que nos unen de las que nos dividen”.
Eso no quitó para que el negociador europeo pidiese a Davis que acepte el calendario de la Unión Europea para abordar las cuestiones del divorcio este verano antes de que la futura relación comercial sea tratada el próximo año.
“Espero que hoy podamos identificar prioridades y el calendario que me permita informar al Consejo Europeo a finales de esta semana que tenemos un inicio constructivo de las negociaciones”, puntualizó Barnier.
Expatriados e Irlanda Entre los temas clave se encuentra la situación de los expatriados y la frontera de Irlanda del Norte. El mes pasado, Davis, figura clave entre los políticos británicos que hicieron campaña a favor del Brexit, advirtió a la UE de los riesgos de establecer una secuencia rígida de conversaciones de divorcio primero y el comercio más tarde.
“Aunque sin duda habrá tiempos difíciles cuando estén más avanzadas las negociaciones, haremos todo lo que podamos para asegurar que entregamos un acuerdo que funcione en el mejor interés de todos los ciudadanos”, dijo Davis.
Pese a los contratiempos sufridos por May al llamar a unas elecciones generales con el fin de conseguir un mandato más “fuerte y estable” de cara a la negociación, pero que terminó con la inesperada pérdida de la mayoría absoluta que tenía, el Reino Unido parece ahora dispuesto a abandonar la UE a finales de marzo de 2019, tal y como estaba previsto tras la victoria del Brexit en el referéndum del año pasado.
Entre las figuras clave del equipo de la negociación británico se encuentran Davis; junto a Olly Robbins, secretario permanente del Departamento para la salida de la Unión Europea y Tim Barrow, representante permanente del Reino Unido en Bruselas.
El plan de la UE pasa por resolver el divorcio y los términos de la retirada de Londres de la UE en cuatro o cinco ciclos de conversaciones durante todo el verano hasta octubre o noviembre a más tardar. Cada ciclo sigue el patrón de dos semanas de preparación de los funcionarios de los grupos de trabajo, una semana de conversaciones en Bruselas entre Davis y Barnier, y después una semana de informes y consultas con Londres y los gobiernos del resto de países.