Avelar/Lisboa - Más de 2.000 efectivos continuaban ayer luchando contra el incendio que arrasa el centro de Portugal desde el sábado, dejando a su paso al menos 63 muertos y un paisaje desolador en un país impactado ante la magnitud de la tragedia. El fuego, que arrancó el sábado por la tarde en el municipio de Pedrógão Grande, en el distrito de Leiria, se ha extendido también a los de Castelo Branco y Coimbra, y mantiene cuatro frentes activos.

El número de víctimas mortales ha subido a 63 con la muerte ayer de un bombero que permanecía ingresado en estado muy grave. El fallecimiento fue confirmado por el presidente de la Liga de los Bomberos portugueses, Jaime Marta Soares, que explicó en declaraciones a periodistas que la víctima, de 40 años, estaba casado y tenía un hijo.

El bombero, de la corporación de la localidad de Castanheira de Pera, tenía lesiones en el rostro y las vías aéreas “muy quemadas”, y fue sometido a una intervención quirúrgica, pero no sobrevivió.

Soares explicó que el bombero se desplazaba a la zona del incendio cuando su camión chocó con un vehículo de civiles y sufrió las lesiones que le causaron la muerte al intentar salvar a las víctimas, que estaban atrapadas en el coche en llamas.

El fallecido era uno de los cuatro bomberos que se encontraban en estado muy grave, a los que se suma otro en estado “grave” y dos civiles también heridos en estado grave. Según el último balance oficial ofrecido por la ministra de Administración Interna, Constança Urbano, el incendio deja otros 62 heridos, varios de ellos de gravedad.

sin poder acceder a varias aldeas Los efectivos terrestres todavía no han conseguido acceder a algunas aldeas cercadas por el fuego y la baja visibilidad ha dificultado el trabajo de los medios aéreos, especialmente en las primeras horas del día, en una zona en la que las temperaturas rondan los 38 grados, con viento de moderado a fuerte.

“Es necesario llegar a todo el territorio para ver si hay más víctimas en las pequeñas aldeas”, repartidas por la Sierra de Lousã y la cuenca del río Zezere, dijo Rui Rocha, alcalde de la localidad de Ansião, una de las afectadas por las llamas. En la zona abrasada por las llamas, advirtió, existen numerosas alquerías en lugares muy abruptos por los que ha pasado el incendio y a las que aún no han llegado los medios terrestres para ver si hay víctimas. Para el regidor, la causa de la tragedia que se desencadenó el pasado sábado fue la “confluencia de muchos factores”. “Las condiciones atmosféricas no fueron normales”, a juicio de Rui Rocha, quien considera que “es una catástrofe nunca vista”, señaló el alcalde.

La versión que manejan las autoridades lusas apunta a que el fuego se inició por el impacto de un rayo en un árbol seco en la tarde del sábado, con temperaturas de 40 grados y fuertes vientos que ayudaron a propagar las llamas.

A pesar de que los portugueses están acostumbrados a sufrir numerosos incendios cada verano -es el país de la Unión Europea más afectado por las llamas en este siglo-, la magnitud de esta tragedia les mantiene impactados.

Muchos siguen sin entender cómo el fuego pudo expandirse con tanta rapidez, cercando aldeas enteras y una carretera que une los municipios de Figueiró dos Vinhos y Castanheira de Pera, donde treinta personas murieron atrapadas dentro de sus vehículos.

El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, apeló desde el centro de operaciones instalado ayer en localidad de Avelar, a concentrar todos los esfuerzos en combatir el fuego, en vez de discutir las causas y las posibles responsabilidades que puede acarrear la tragedia, por la que se han decretado tres días de luto nacional. “La prioridad ahora es el combate al incendio y el apoyo a las víctimas y a las familias”, señaló el jefe del Estado luso, que sobre el origen del incendio añadió: “después tendremos todo el tiempo del mundo” para debatir sobre el resto de asuntos.

Entretanto, se han multiplicado las muestras de solidaridad por todo el país, con ciudadanos que han abierto las puertas de su casa para acoger a las decenas de personas desalojadas o que han perdido a algún familiar en el incendio. Además, las víctimas de esta catástrofe están recibiendo apoyo psicológico por parte de una treintena de técnicos repartidos por las zonas afectadas.

solidaridad Los portugueses también se han lanzado a proporcionar ayuda a las víctimas a través de cuentas bancarias solidarias o de donaciones, hasta tal punto que menos de 48 horas después de que se iniciase el incendio, las autoridades tuvieron que pedir que dejen de enviar alimentos a la zona porque hay “exceso de alimentación”.

La ayuda proviene también de fuera de las fronteras portuguesas, desde donde han llegado apoyos para combatir las llamas.

El primer país en reaccionar fue España, desde donde el domingo a primera hora llegaron dos aviones Canadair, a los que posteriormente se han sumado otras dos aeronaves del mismo modelo, dos anfibios Air Tractor, cien militares de la Unidad Militar de Emergencias con diecinueve vehículos y 25 bomberos del Equipo de Emergencia y Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid.

A través del mecanismo de protección de la Unión Europea (UE), Francia e Italia también han enviado medios aéreos a la zona. - Efe