londres - Doce personas murieron en un aparatoso incendio en la torre Grenfell, en el oeste de Londres, en el que otras 78 personas resultaron heridas, 18 de ellas en estado crítico. Las autoridades creen que la cifra seguirá subiendo mientras acceden a las últimas plantas del edificio.
El fuego comenzó durante la noche y los vecinos de la zona explican que vieron luces de móviles y linternas de varios residentes que desde sus ventanas pedían auxilio y ayuda para salir del edificio en llamas. La policía cree que en el momento del incendio, varios cientos de personas estarían en el bloque después de la medianoche, la mayoría de ellos durmiendo.
El comandante de la Policía Metropolitana, Stuart Cundy, advirtió de que se trataba de “una operación de recuperación larga y compleja” y anticipó que el número de muertes aumentará tristemente más allá de los 18. Así, explicó que varias personas todavía estaban desaparecidas, pero “por desgracia, no espero que haya más supervivientes”.
Tras muchas horas de trabajo para intentar apagar las fuertes llamas, evacuar a los heridos y recuperar los cadáveres, uno de los responsables de la Brigada de Bomberos de Londres, Steve Apter, dijo que había “todavía focos de incendio aún por extinguirse en lugares particularmente difíciles de alcanzar. Tenemos la intención de estar aquí durante la noche”, explicó.
Las autoridades usaron drones para ayudar a evaluar la integridad del edificio, ante el miedo de que la estructura colapsase tras el fuego. Mickey, un residente de la torre Grenfell explica como lo sucedido era “como una película de terror”, reconociendo que no fue alertado del fuego por las alarmas de incendio, sino por la gente en la calle que les gritando “salid, salid”.
Paul Munakr, que vivía en el séptimo piso en la séptima planta, logró escapar y describió el increíble trabajo de los bomberos que subían mientras ellos bajaban: “son verdaderamente increíbles tratando de sacar a la mayor cantidad posible de personas del edificio”, decía visiblemente agradecido.
Uno de los testigos de lo ocurrido, Jody Martin, describe como vio a una persona tirarse por la ventana, mientras que otra mujer sostenía a su bebé por la ventana. “Yo estaba gritando a todo el mundo que bajasen por la escalera y ellos me respondían: “No podemos salir de nuestros pisos, el humo es demasiado fuerte en los pasillos”.
ropa, comida, pañales... Las calles de los alrededores son improvisados centros de donaciones de ropa, comida, pañales y bebida. En la iglesia metodista de St Patrick son más de 60 voluntarios que se van turnando y reciben con los brazos abiertos todo lo que llega. “Ahora mismo no necesitamos nada más, solo pedimos voluntarios que vengan los próximos días a ayudar, esta gente se ha quedado sin nada”, explica Mercy.
En el centro de emergencias de Rugby Portobello, se reparten botellas de agua, edredones y juguetes para los más pequeños. También hay personal de la Cruz Roja que se esfuerza por ayudar a la gente. Además, varios carteles recuerdan que también hay expertos para ayudar a superar lo sucedido: “Estamos aquí para escucharte, todas las emociones son bienvenidas, no estáis solos”.
También está el centro de rescate de Westway, donde las personas que perdieron sus cosas o que fueron evacuadas de sus hogares podían pasar la noche. Entre los presentes se habla de la desigualdad en uno de los barrios más ricos de Londres y que el incendio golpeó de cuajo a un edificio que alberga a muchas familias con ayudas sociales.
El día, con un espléndido sol, tampoco ayudó a terminar con el fuego. “Si nos hubiéramos quedado en nuestro piso en la séptima planta, no estaríamos aquí”, dijo Michael Paramasivan, que vive en el séptimo piso con su novia y su hija pequeña.
viviendas de refugiados Entre los residentes hay refugiados sirios, iraquíes y argelinos, que en pleno mes del ramadán, estaban comiendo en el momento que comenzó el fuego y pudieron salir pronto de sus casas. Pero también hay mucho enfado y preguntas, ya que las alarmas no avisaron de lo que estaba ocurriendo.
Se da la casualidad de que la torre Grenfell sufrió una renovación cifrada en 8.600 millones de libras que se completó el pasado mes de mayo. El trabajo incluyó un nuevo revestimiento exterior y un sistema de calefacción comunitario. La torre de 24 plantas, tiene alrededor de 120 pisos, y es administrada por el consejo municipal del barrio de Kensington.
Las primeras investigaciones constatan que antes y durante la remodelación, el grupo local de acción de Grenfell denunció que el bloque tenía un riesgo de incendio y los residentes advirtieron de que los accesos para los vehículos de emergencia estaban “severamente restringidos”. Los bomberos explicaban ayer que los controles estaban planeados en bloques de torres que había pasado por una remodelación similar.
La empresa de construcción Rydon, la que llevó a cabo la reforma, dijo que estaba “sorprendida al oír hablar del incendio devastador” y añadió que su trabajo “cumplió con todos los requisitos de control de construcción, regulación de incendios y normas sanitarias y seguridad”.
En una declaración, Kensington y Chelsea Tenant Management Organization, dijo que era “demasiado pronto para especular sobre las causas del incendio y lo que contribuyó a su propagación”. Su líder, Nick Paget-Brown, dijo que los edificios fueron inspeccionados regularmente, pero que tras lo sucedido se necesitaba una “investigación exhaustiva”.