londres - La primera ministra británica, Theresa May, no contempló el resultado electoral de ayer ni en sus peores pesadillas. Tras perder 12 escaños y decirle adiós a la mayoría absoluta, anunció que pondrá en marcha un gobierno con el apoyo de los Unionistas de Irlanda del Norte (DUP, por sus siglas en inglés) para proporcionar “certeza” para el futuro y “culminar” la promesa del Brexit.
Los tories consiguieron 318 escaños, ocho menos que los 326 que necesita un partido británico para formar Gobierno. Mientras, los laboristas alcanzaron 261, una subida de 29 escaños con la que nadie contaba. El Partido Nacionalista Escocés alcanzó los 35, perdiendo 21 respecto a los obtenidos hace apenas dos años, y los liberaldemócratas llegaron a los 12, mejorando tan solo en cuatro.
La respuesta de May no fue otra que ir ayer a toda prisa en compañía de su marido Philip a visitar a la Reina Isabel II, dando la impresión de ser un intento de adelantarse a una rebelión desde su partido. Una teoría que queda aún más palpable cuando a primera hora de la tarde de ayer no se atrevió a mover a ninguno de los cinco ministros de su núcleo duro que se rumoreaba que iban a ser despedidos.
Así, seguirán en su equipo el desaparecido ministro de Finanzas, Philip Hammond, y la ministra del Interior, Amber Rudd, a la que mandó a reemplazarla en el debate televisivo y que ya sonaba en las quinielas para ser la sucesora de May. Sin embargo, su estrecha victoria en su circunscripción por tan solo 300 votos ya no le supone un problema. A eso hay que sumar los dos defensores acérrimos del Brexit duro, el responsable Asuntos Exteriores, Boris Johnson, con más meteduras de pata de la historia de la diplomacia británica y el ministro del Brexit, David Davis que seguirán intocables para tener contento a la ala conservadora más dura.
Hammond se mostró “contento de ser reelegido para poder ahora negociar un acuerdo Brexit que apoye los empleos, los negocios y la prosperidad británica”. A lo que Johnson también se unió diciendo que estaba “encantado” de seguir en el puesto y agregando que hay “mucho trabajo por hacer para el mejor país de la tierra”. Hablando después de visitar el Palacio de Buckingham, May dijo que sólo su partido tenía la “legitimidad” para gobernar, a pesar de situarse a ocho escaños de una mayoría absoluta. Más tarde, apuntó a como “obviamente quería un resultado diferente” y dijo un “lo siento” a los compañeros de partido que perdieron sus escaños. En una breve declaración a las puertas del número 10 de Downing Street, May explicó que se uniría a sus “amigos” del DUP para trabajar en el Brexit. Refiriéndose a la “fuerte relación” entre ambos partidos, puntualizó que el gobierno “guiaría al país a través de las conversaciones cruciales del Brexit” que comienzan en tan sólo 10 días.
Por su parte, la líder del DUP, Arlene Foster, confirmó que había hablado con May y que juntas “explorarán cómo puede ser posible traer estabilidad a esta nación en este momento de gran desafío”.
crisis ‘tory’, fiesta laborista El inesperado resultado electoral debilita a la primera ministra porque deja al aire todas sus limitaciones para la legislatura que muchos dudan de que se prolongue cinco años. Por lo pronto, ya surgieron voces tanto dentro como fuera de su partido, que no solo la cuestionan, sino que la critican y en algunos casos piden su dimisión por su nefasta campaña las pasadas ocho semanas. Desde las filas laboristas, su líder reprochó a May que “subestimó” a los votantes. Para Jeremy Corbyn, la gente votó “por la esperanza” y llamó a que la líder conservadora dimitiera . “Los votos para nosotros fueron un voto de cambio, un voto para nuestro país y un voto de esperanza”, dijo Corbyn, para quien May las elecciones generales eran solo pensadas en “el interés de su partido, no en el del país”.
Los laboristas consiguieron arrebatar escaños de los de los conservadores, incluyendo Battersea y Canterbury, y también el del ex líder de los liberaldemócratas Nick Clegg en Sheffield Hallam. “La primera ministra llamó a que se celebrasen estas elecciones porque quería un mandato. El mandato que tiene es la pérdida de escaños conservadores, la pérdida de votos, de apoyo y de confianza”, recalcó un Corbyn pletórico.
escocia En Escocia los planes del SNP para celebrar un segundo referéndum independentista fueron “indudablemente” un factor en el resultado de las elecciones generales, dijo la primera ministra Nicola Sturgeon. Los independentistas siguen siendo el partido más grande en Escocia con 35 escaños, pero perdieron 21 de los 56 distritos electorales que habían conseguido en 2015.
Sturgeon dijo que “reflexionaría cuidadosamente” sobre el resultado. Sin embargo, la líder conservadora escocesa, Ruth Davidson, que obtuvieron 13 escaños, argumentó que la celebración de un segundo referéndum quedaba “fuera de la tabla”. Una llamada que fue repetido por el partido Laborista y los liberaldemócratas, que hicieron una fuerte campaña contra otro referéndum.