Teherán - El clérigo moderado Hasan Rohaní fue reelegido ayer presidente de Irán tras lograr el 57% de los votos en las elecciones del viernes, una holgada victoria que le permitirá continuar su programa de reformas y de aperturismo internacional. Más de 23 millones de personas dieron su apoyo en las urnas a Rohaní frente a los 15 millones, un 38% de los electores, que optaron por su principal rival, el clérigo conservador Ebrahim Raisí.

Esta diferencia en la primera vuelta de los comicios refuerza su posición ante los sectores más rigoristas del sistema de la República Islámica, que no ven con buenos ojos la diplomacia y el acercamiento a Occidente del reelegido presidente.

En su primer discurso tras conocerse su triunfo, Rohaní dejó claro que el mensaje del pueblo iraní con su voto es inequívoco y debe ser respetado. “Ustedes ayer dijeron ‘no’ a todos aquellos que nos llamaban a retroceder al pasado o a frenar la situación actual”, dijo Rohaní refiriéndose a los iraníes y dirigiéndose a los conservadores.

Según el mandatario, los iraníes también expresaron en las urnas que desean “la interacción con todo el mundo en base al respeto mutuo” y “vivir en paz”. No obstante, en una advertencia a los “enemigos” de Irán y en un guiño a los conservadores, añadió que el pueblo de la República Islámica “no está dispuesto a aceptar ninguna humillación o amenaza”. Las relaciones internacionales de Irán mejoraron considerablemente desde la firma del acuerdo nuclear en julio de 2015 con seis grandes potencias, el gran logro de Rohaní, pero siguen siendo muy tensas con Estados Unidos.

Los conservadores acusan a Rohaní de haber sido muy blando con Occidente y de permitir que Washington mantenga ciertas sanciones contra Irán y haya impuesto nuevas. Su adversario en las elecciones, Raisí, le responsabilizó por ejemplo durante la campaña de “no ser capaz de cobrar el cheque (los beneficios) del acuerdo nuclear”.

La división entre ambas corrientes ha sido patente durante la carrera presidencial, pero Rohaní optó ayer por mostrarse reconciliador y llamar a la “unidad”. Prometió ser un presidente para todo el pueblo y pidió ayuda a todos los ciudadanos para su segundo mandato, incluso a aquellos opuestos a sus políticas. “Espero ser un abogado digno para representar sus demandas”, subrayó el clérigo tras agradecer el nuevo voto de confianza a su persona.

Favorito En las presidenciales partía como favorito, pero la fuerza de Raisí, cercano al líder supremo, Alí Jameneí, mantuvo hasta el final la incertidumbre ante la falta de encuestas. La cita electoral se convirtió en un duelo entre estos dos candidatos, aunque también concurrían los exministros Mostafa Mirsalim y Mostafa Hashemitaba. Como estaba previsto, estos aspirantes lograron un exiguo resultado, lo que favoreció que las elecciones se resolvieran en la primera vuelta.

El ambiente quedó así de polarizado tras la retirada de la carrera presidencial del alcalde de Teherán, Mohamad Baqer Qalibaf, y del primer vicepresidente, Eshaq Yahanguiri, a favor de Raisí y de Rohaní, respectivamente. La alta participación, el 73 % de los 56,4 millones de iraníes convocados a las urnas, benefició también a Rohaní al significar la movilización de aquellos desilusionados por la lentitud de los cambios prometidos.