parís -El candidato socioliberal a la Presidencia de Francia, Emmanuel Macron, cerró ayer con tendencia ascendente la campaña frente a su rival, la ultraderechista Marine Le Pen, que parece haber entrado en una espiral negativa. No solo los sondeos parecen dar por segura la victoria del exministro de Economía (62%), sobre todo tras el debate televisado del pasado miércoles, sino que, además, Macron ve cómo Le Pen (38%) no ha conseguido capitalizar las dudas que generaba su programa.
Los sondeos publicados ayer, último día en que la ley permite hacerlo, muestran que el debate ha dado un duro golpe a la aspirante ultraderechista y ha consagrado la ventaja amplia que desde la primera vuelta electoral auguraban a Macron. La diferencia de 24 puntos entre ambos aparece como un abismo que ha llegado, incluso, a agrietar la roca que parecía ser la extrema derecha francesa en torno a su campeona.
Primero fue su padre, Jean-Marie Le Pen, quien aseguró que la candidata no había estado a la altura durante el cara a cara y poco después su sobrina Marion Maréchal-Le Pen afirmó que, tras aquel duelo televisado, “si obtiene un 40%” de los votos en la segunda vuelta de mañana domingo, “ya sería una victoria”. La aspirante de la extrema derecha ha visto cómo la buena estrella con la que afrontó la campaña se ha ido fundiendo.
Favorita para imponerse en la primera vuelta de abril desde inicios de año, sus intenciones de voto se fueron moderando a medida que se acercaba el sufragio y acabó segunda, por detrás de Macron.
desplome ultra Incluso un responsable de su partido confesaba al vespertino Le Monde que, si la campaña hubiera durado una semana más, habría sido superada por el conservador François Fillon, del que solo le separaron medio millón de papeletas de 37 millones que votaron.
Algo similar le sucedió en la campaña para la segunda ronda, que comenzó dándose un baño de masas en una empresa en huelga en Amiens (norte de Francia) donde Macron era abucheado. Pero la ha terminado con la otra cara de la moneda, puesto que ayer, en el último día de campaña, fue ella quien escuchó los silbidos de un grupo de manifestantes tras visitar la catedral de Reims, en el este del país.
En dos semanas, la sonrisa de Le Pen por ver abucheado a su rival se tornó en el gesto grave con el que abandonó ayer el templo por una puerta trasera, en medio de insultos.
Los sondeos indican que Le Pen no ha sabido atraer a su candidatura a los electores de los aspirantes eliminados en el primer turno. Ni sus guiños al electorado conservador de Fillon, a quien llegó a plagiar partes completas de un discurso, ni los lanzados al del izquierdista Jean-Luc Mélenchon parecen haber surtido efecto. Las encuestas le dejan por debajo del 40% de los votos, tras agregar a sus 7,5 millones de sufragios el 23% de los 7 millones de personas que apoyaron a Fillon y el 14% de los otros tantos que lo hicieron por Mélenchon.
Todo lo contrario que su oponente, que se dio un baño de masas en Rodez y Toulouse, en el sur de Francia, y que aguarda tranquilo que los augurios de los sondeos cristalicen el domingo. Su victoria parece segura, pese a que el llamado Frente Republicano, el que apela a votar contra la extrema derecha sea quien sea el rival, no ha gozado del mismo vigor en esta ocasión del que tuvo en 2002, cuando Jean-Marie Le Pen se midió al conservador Jacques Chirac.
Los sondeos señalan que Macron, que acabó con 8,5 millones de sufragios en la primera vuelta, tendrá el respaldo del 45% de los votantes de Fillon, el 54 % de los de Mélenchon y el 72 % de los del socialista Benoît Hamon.
El candidato socioliberal a las presidenciales francesas, Emmanuel Macron, afirmó que si gana mañana domingo, no tiene intención de interferir en el día a día de su Gobierno, sino “presidir” y consagrarse, sobre todo, a la política europea, a la exterior, a la defensa y a la educación.
“No quiero gobernar, quiero presidir”, subrayó en una entrevista a la emisora RTL Macron, quien añadió que eso significa “no interferir en todos los campos ministeriales y no meterme en todo”.
marine le pen, abucheada en reims. La candidata ultraderechista a la Presidencia de Francia, Marine Le Pen (c), fue abucheada ayer por militantes de izquierdas durante una visita electoral a la catedral de Reims. Tras media hora en el interior del templo, Le Pen salió por una puerta trasera a toda velocidad y sin librarse de los reproches de un grupo más reducido de personas que el que la recibió en la entrada principal. Foto: Televisa
Socialistas y conservadores, unidos contra la abstención. Destacados miembros del Partido Socialista francés y del conservador Los Republicanos hicieron ayer un llamamiento conjunto contra de la abstención para frenar el avance de Le Pen. El ex primer ministro socialista Manuel Valls y su homólogo conservador Jean-Pierre Raffarin encabezaron un foro “republicano” impulsado por el filósofo Bernard-Henri Levy. “Cada voto cuenta y por eso todos tenemos una responsabilidad”, aseguró Valls, que dijo entender la “frustración” de la ciudadanía pero alertó, como el resto, de no pronunciarse de manera clara contra la candidata de la extrema derecha.
Amnistía Internacional, contra Le Pen. Amnistía Internacional salió ayer de su habitual reserva sobre opciones electorales para alertar de que la candidata Marine Le Pen defiende “propuestas peligrosas para los derechos humanos”, sobre el asilo, las libertades y la igualdad en el acceso a los derechos.