Estambul - El referéndum de Turquía, que decide sobre si reemplazar el actual sistema parlamentario por uno presidencialista, se ha convertido en un plebiscito sobre la identidad de la nación, con los partidarios del presidente islamista, Recep Tayyip Erdogan en un bando y los laicos, en el otro.
Erdogan y el partido que fundó en 2001, el islamista Justicia y Desarrollo (AKP), defienden este cambio como esencial para evitar negociaciones de coalición y gobiernos frágiles en el caso de que no haya mayorías absolutas, una situación frecuente en Turquía. Pero no es tanto el aspecto técnico lo que parece preocupar hoy a los votantes, sino la personalidad del jefe de Estado y su discurso encendido a favor del islam como identidad de Turquía y contra Occidente, y especialmente contra la UE, relegada a enemigo.
“He votado sí, porque hay que cambiar el sistema. Hemos estado mucho tiempo cercanos a Europa y no ha sido beneficioso. Con la reforma seremos adversarios de Europa y más fuertes”, opina Ali.
“He votado no, porque hay que proteger el sistema laico. No me gusta nada el AKP, incluso diría que lo odio”, asegura una mujer en la cuarentena. Ninguna de las 18 enmiendas toca asuntos religiosos, pero es obvia la apuesta de Erdogan por cimentar la religión como base de la nación y destacar la presencia del velo islamista en la vida pública como uno de sus grandes logros. “He votado no, por supuesto”, dice una señora de más de 60 años. “No quiero ponerme velo”, agrega, rozando sus canas con los dedos. - I. Topper