Helsinki - El partido populista Verdaderos Finlandeses fue el gran perdedor en las elecciones municipales celebradas el domingo en Finlandia, en las que obtuvo su peor resultado en casi una década, a dos meses vista del congreso que elegirá a su nuevo líder. Este partido de corte ultraderechista, antieuropeo y xenófobo acudía a los comicios locales como segunda fuerza política del país nórdico, tras lograr un espectacular avance en los últimos años, pero este domingo obtuvo sólo el 8,8% de los votos, la mitad que en las elecciones parlamentarias de 2015.
El resultado desplaza a los populistas hasta la quinta posición en el espectro político finlandés, empatados prácticamente con la Alianza de Izquierdas, que quedó en sexto puesto con igual porcentaje de apoyo pero 778 votos menos en todo el país. El líder de los Verdaderos Finlandeses y actual ministro de Exteriores, Timo Soini, reconoció la derrota sin ambages y asumió personalmente toda la responsabilidad. “Nos han dado una paliza, pero seguimos vivos”, afirmó ante sus seguidores Soini, para quien los malos resultados se deben principalmente al hecho de haber pasado de la oposición a formar parte del Gobierno tripartito de centro-derecha en 2015. “Hemos sufrido las consecuencias de las políticas de austeridad del Gobierno. Nuestro trabajo por el bien de la patria se ha cobrado su peaje”, señaló Soini.
Los analistas coinciden en que la principal causa de la debacle populista es el descontento de su electorado con la labor del partido en estos dos años de gobierno, especialmente por haber aceptado los numerosos recortes propuestos por sus socios centristas y conservadores. El exlíder de la Alianza de Izquierdas Paavo Arhinmäki resumió este descontento afirmando que “los Verdaderos Finlandeses hicieron muchas promesas en las últimas elecciones parlamentarias y después de entrar en el Gobierno las han incumplido todas”.
Soini, fundador y líder histórico de los Verdaderos Finlandeses, anunció hace un mes su intención de dejar la presidencia del partido en el congreso que se celebrará en junio próximo, tras dos décadas al frente de la formación ultranacionalista. La renuncia de Soini, quien aspira a mantener su cargo de ministro de Exteriores para el resto de la legislatura, podría crear una crisis en el Ejecutivo de coalición si los populistas eligen como su sucesor al eurodiputado Jussi Halla-aho, uno de los candidato con más opciones.
Halla-aho, quien fue condenado en 2012 por publicar en internet opiniones racistas y antiislámicas, representa el ala más ultraderechista y xenófoba del partido y es partidario de que Finlandia abandone la Unión Europea (UE). Este doctor en filosofía de 45 años está considerado como el principal ideólogo de los Verdaderos Finlandeses y su nombre aparece en el manifiesto que escribió Anders Breivik, el ultraderechista noruego que asesinó a 77 personas en Oslo y Utya en 2011. Halla-aho negó entonces cualquier tipo de conexión con Breivik y escribió en Facebook la siguiente frase: “No me arrepiento de nada de lo que he escrito ni me siento responsable de los actos de Breivik, y voy a continuar en la misma línea, porque la mala inmigración es mala y el multiculturalismo, una mierda”.
El principal rival de Halla-aho en la carrera por la presidencia de los Verdaderos Finlandeses es Sampo Terho, actual portavoz parlamentario de los populistas, quien representa la línea continuista con las políticas de Timo Soini. Terho, quien también fue eurodiputado, está considerado como un político menos radical que Halla-aho, pero más que Soini, y propone impulsar la celebración de un referéndum sobre la pertenencia de Finlandia a la UE.
Según los analistas, el descalabro sufrido en las elecciones municipales podría favorecer la candidatura de Halla-aho, ya que, como eurodiputado, se ha mantenido alejado de la política nacional y no se le culpa de incumplir las promesas electorales. Además, representa una línea más dura contra la inmigración, la austeridad y el intervencionismo de las instituciones europeas que la mostrada por su partido en sus dos años de gobierno.