Londres - El plazo para que unionistas y republicanos norirlandeses formasen gobierno llegó a su fin, pero el ministro para Irlanda del Norte, James Brokenshire, anunció que dará dos semanas más para que continúen las negociaciones entre ambos partidos y renunció por el momento a que Londres centralice el mando sobre el Ulster. “No hay apetito por nuevas elecciones”, alegó el conservador en una breve comparecencia en Londres, en la que apeló al deseo abrumador entre los partidos políticos y los norirlandeses para que se consiga “un gobierno fuerte y estable descentralizado”. Así, enfatizó cómo todo el mundo debe a la gente de Irlanda del Norte la tarea de “formar gobierno y proporcionar el liderazgo político y la estabilidad que quieren”. Por el momento, rechazó elegir un presidente independiente para presidir las negociaciones, como habían solicitado desde el Partido Social Demócrata y Laborista (SDLP), tal y como hizo el diplomático estadounidense George Mitchell en 1988 en las exitosas discusiones que condujeron al Acuerdo del Viernes Santo.
Muchos creían que el apretón de manos entre Foster y O’Neill en el funeral del ex líder del IRA y ex vicepresidente de Irlanda del Norte, Martin McGuinness, llevaría a un acuerdo, pero finalmente no fue así. Durante el fin de semana el Partido Demócrata Unionista y el Sinn Féin se echaron mutuamente la culpa del fracaso de las negociaciones, acusando Michelle O’Neill, líder del Sinn Féin, al DUP de no tener “la actitud correcta”, siendo las principales diferencias entre ambos partidos en cuestiones de cultura y la identidad.
ley de lengua irlandesa O´Neil se refirió en particular a cuestiones como la demanda de su partido de una Ley de Lengua Irlandesa para dar al gaélico el mismo poder legal que el inglés en la región. Por el momento, el DUP se resiste a esto y las dos partes también están en desacuerdo sobre cómo tratar los crímenes no resueltos. Así, desde el DUP de Arlene Foster apelaron a que “el gobierno de Irlanda del Norte no es un juego, es muy grave”, lamentando que el Sinn Féin bloquease la creación de un nuevo ejecutivo.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Irlanda, Charlie Flanagan, reconoció que estaba “extremadamente decepcionado” por la falta de un acuerdo y mostró su preocupación de que Belfast no tenga un gobierno para los “desafíos serios” que representa el Brexit para Irlanda del Norte. Hasta que se consiga formar gobierno, la Administración Pública de Irlanda del Norte asumirá temporalmente el control de los departamentos gubernamentales de Belfast para que se establezcan presupuestos para los servicios públicos, que permitan a los ayuntamientos establecer tarifas y financiar organizaciones, pues de no hacerlo, muchas de ellas estarían condenadas al cierre. - Rita Álvarez Tudela