LONDRES - Todo apunta a que la primera ministra británica, Theresa May, quiere anunciar el fin de la libre circulación para los nuevos comunitarios que quieran entrar en el Reino Unido el mismo día que active el Brexit en marzo, según una exclusiva del diario conservador The Telegraph.
May anunciaría que la “fecha límite” para que los inmigrantes de la UE reciban el derecho automático de permanecer en Reino Unido permanentemente será alrededor del 15 de marzo y todos aquellos que lo hagan después serán sometidos a reglas diferentes. Así, éstos no tendrán “sus derechos protegidos” y estarán sujetos a restricciones migratorias cuando Reino Unido finalmente abandone el bloque común, en un régimen aún por decidir, pero que podría incluir visados ??y un acceso restringido a las ayudas sociales.
Para el ex ministro conservador Iain Duncan Smith, ese anuncio demostraría que la primera ministra toma el control de las fronteras de Reino Unido al tiempo que da claridad a los 3,6 millones de migrantes de la UE que ya viven en el Reino Unido. “May entiende que si quieres tomar el control tienes que dominar el terreno, y dará claridad estableciendo un plazo claro mientras que a la Unión Europea se la ve cada vez más confusa y mezquina”, añadió el eurodiputado.
Así, para el diario conservador, la primera ministra hará un llamamiento a otros países de la UE para que alcancen un acuerdo rápido y el tema no se sitúe como moneda de cambio en las negociaciones Brexit. Una fecha que podría ser el primer conflicto con Bruselas, pues desde la UE le piden a May que la fecha límite sea retrasada hasta 2019, cuando termine el período de dos años de negociaciones. Sin embargo, los ministros británicos no ocultan su preocupación de que esta fecha daría lugar a un enorme aumento en el número de inmigrantes de la UE que llegarían a Reino Unido en los próximos 24 meses.
“Hemos tenido alguna sugerencia de que la Comisión Europea podría intentar obligarnos a proteger a todos los que llegan hasta el momento de la partida”, dijo una fuente gubernamental. “Podríamos terminar con la mitad de Rumania y Bulgaria viniendo aquí si esperamos tanto”, añadieron. El Gobierno también tiene sobre la mesa otras fechas para la fecha límite como, por ejemplo, las que apuntan a que debería fijarse para la fecha del referéndum en junio del año pasado. Sin embargo, los abogados advierten de que tal planteamiento sería ilegal.
“Vamos a poner fin a la libertad de movimiento tal como la conocemos”, explicó la ministra del Interior, Amber Rudd, mientras examina los planes para los recién llegados que obtienen puestos de trabajo en sectores clave de la economía británica, como la restauración, la construcción y la sanidad, donde la mayoría de la mano de obra procede de los países comunitarios.
Visados por cinco años El plan pasaría por dar a los inmigrantes comunitarios visas de trabajo de cinco años, pero les prohibiría reclamar ayudas sociales mientras están en Reino Unido. Rudd confirmó que su Ministerio está “trabajando en una gama de opciones”, pero sugirió que el sistema final sólo se decidirá hasta después de “dos años de negociaciones y preparación”.
La semana pasada, el ministro encargado del Brexit, David Davis, sugirió que Londres no cerrará repentinamente la puerta a los trabajadores procedentes de la UE. Pues reconoció que se necesitarían “años y años” para que se cubran todos los empleos que de otro modo habrían sido hechos por los migrantes de la UE. Para Rudd está claro que su compañero de filas se refiere a que el gobierno pacte con las empresas y los empleadores para asegurarse de que el sistema de inmigración que pongan en marcha les permita seguir prosperando y creciendo.
En principio, Reino Unido habría llegado a acuerdos con la mayoría de los miembros de la UE, pero otros como Alemania se niegan a hablar del asunto hasta que se active el Brexit. Además, Bruselas tiene que elegir también “la fecha límite” para los 1,2 millones de ciudadanos británicos que viven en otros países de la UE.
Para el ex primer ministro Sir John Major, el gobierno de Theresa May debe evitar amargar las negociaciones del artículo 50 con “retórica barata” y éste tiene que dar a los votantes una advertencia honesta sobre los riesgos de Brexit. Así, cree que los obstáculos son “apartados de ninguna consecuencia, mientras que las oportunidades se inflan más allá de cualquier expectativa razonable de entrega”.