Ginebra - Los suizos aceptaron ayer en referéndum facilitar la obtención de la nacionalidad para los nietos de los inmigrantes y rechazaron modificar el sistema fiscal del que se benefician las multinacionales, a pesar de que esta decisión puede acarrearle a Suiza entrar en la “lista negra” de la UE y la OCDE. Con un 60,4% de apoyo, según las cifras oficiales, y con mayoría ciudadana y de cantones (estados federales), la iniciativa presentada por el propio Consejo Federal (gobierno) fue refrendada. De los 26 cantones, sólo 7 se opusieron a la reforma.

Es la primera vez que los suizos apoyan una modificación de estas características y sucede después de que en dos ocasiones anteriores, 1994 y 2004, los ciudadanos rechazaran en referéndum proyectos similares. Con el texto aprobado ayer, se modificará la Constitución para que los nietos de personas que inmigraron a la Confederación Helvética y cuyos padres ya crecieron en el país, puedan beneficiarse de un proceso acelerado, si bien no automático. De hecho, el proceso seguirá siendo muy restrictivo y llevará tiempo, burocracia y dinero poder implementarlo.

Los opositores a la reforma, encabezados por el partido ultraderechista UDC, que en los últimos años ha ganado múltiples referendos restringiendo los derechos de los inmigrantes, aducían que el proyecto abriría la puerta a nacionalizaciones masivas y a la posibilidad de otorgar el pasaporte a terroristas. Hicieron campaña con carteles que mostraban a una mujer vestida con niqab. Esta vez, la campaña no ha surtido efecto en la población y la reforma permitirá que poco menos de 25.000 jóvenes puedan solicitar la nacionalidad suiza, a los que se estima que se pueden llegar a agregar hasta unos 2.300 cada año. La mayoría provienen de Italia, Turquía y de países de los Balcanes. La ley solo concierne a los menores de 25 años que hayan nacido en Suiza, que hayan estado escolarizados al menos 5 años y que tengan un permiso de residencia válido.

Además, uno de sus padres deberá haber vivido en la Confederación al menos diez años, haber estado escolarizados un lustro, y haber tenido un permiso de residencia válido. Adicionalmente, uno de sus abuelos deberá haber obtenido un permiso de residencia que deberá ser presentado como prueba, o haber nacido en la Confederación.

Igualmente, los jóvenes tendrán que demostrar que respetan el orden jurídico y los valores fundamentales de la Constitución; deben dominar al menos una lengua del país, y pagar personalmente sus impuestos. Las personas que perciban la ayuda social no podrán ser naturalizados.

Por otra parte, los helvéticos rechazaron también con claridad con un 59,1% de los votos la propuesta del Gobierno y del Parlamento de reformar el régimen fiscal de las empresas multinacionales. Solo cuatro cantones la han aceptado. El Ejecutivo había actuado presionado porque la OCDE y la UE consideran que el sistema tributario suizo para con las grandes corporaciones es demasiado beneficioso para éstas y por lo tanto representa una competencia desleal para el resto de países.

Sin embargo, el Partido Socialista se opuso argumentando que la reforma acabaría beneficiando a las empresas y perjudicando a los ciudadanos porque el contribuyente pagaría lo dejado de recaudar a las corporaciones, que podrían beneficiarse de otras rebajas tributarias.