Londres - La Sanidad pública británica (NHS, por sus siglas en inglés) se tambalea por la falta de medios que han llevado a una saturación de los hospitales, largas horas de espera para recibir tratamientos de urgencia y hasta operaciones canceladas en el último minuto, según denuncian médicos y enfermeras. La crisis en el NHS centró incluso el debate del pasado miércoles en la Cámara de los Comunes, donde la primera ministra británica, Theresa May, reconoció la “presión” que viven los médicos aunque defendió su compromiso para apuntalar los fondos de la Sanidad.

May manifestó que, en comparación con 2010, ahora hay “más médicos y enfermeros” y, aunque reconoció que los tiempos de espera sí son “un problema”, aseguró que estos son mayores en Gales, donde gobiernan los laboristas, primeros de la oposición. Aunque la crisis en el NHS no es nueva, la situación se ha agravado en los últimos años por la falta de personal médico y las disputas contractuales entre el Gobierno y los médicos residentes. A todo esto se añade la incertidumbre que el Brexit -la salida británica de la Unión Europea (UE)- ha creado para los profesionales comunitarios que viven en el Reino Unido, teniendo en cuenta que muchos médicos y enfermeras proceden de otros países de la Unión.

El Gobierno ya ha anunciado su intención de contratar 500 médicos de España, Polonia, Grecia y Lituania en los próximos años.

Según un análisis de la BBC, en diciembre pasado, nueve de cada diez hospitales estaban saturados y el pasado enero se convirtió en el peor respecto a las esperas en urgencias desde que se introdujera el objetivo de reducirlas a menos de cuatro horas en 2004.

Así, según datos filtrados a la BBC -que ha dedicado una semana a debatir la situación de la Sanidad- en enero de 2017 más de 51.000 personas debieron esperar para ser atendidas de urgencia entre 4 y 12 horas y 158 personas tuvieron que esperar más de 12 horas. La española Laura Santos, enfermera en el Royal Free Hospital de Londres, contó que alrededor de un 30% de trabajadores de ese hospital son extranjeros y que solo en su departamento, el de maternidad, trabajan 15 españoles. “El NHS sobrevive gracias a la inmigración, no sé de donde van a sacar a los trabajadores tras el Brexit”, opinó Santos, quien reconoció que no cree que peligren los puestos de trabajo para los profesionales que ya están trabajando en Reino Unido, pero sí para “los trabajadores del futuro”. Además, la enfermera relató que desde el mes de enero han tenido que admitir a gente procedente de otros departamentos en la planta de antenatal porque no había “camas suficientes en el hospital”. “Se deberían destinar muchos más fondos a la sanidad británica porque estamos saturados, pero llevamos años saturados, sobreviviendo con menos personal del que debemos y eso al final son los pacientes los que lo pagan”, concluyó.

Por su parte, la doctora Olivia Hum, que trabaja en un hospital en el condado de Sussex, al sur de Inglaterra, aseguró en declaraciones a la BBC que “la intensidad del trabajo en lo que va de 2017 está siendo realmente mala” y confirmó que trabajan “diez o doce horas diarias sin parar”. Hum manifestó que la “presión” que esta situación produce y el aumento de las listas de espera para operaciones están contribuyendo al “deterioro” de los pacientes mientras esperan para ser tratados.

“Los médicos están muy quemados, están sobrecargados de trabajo y muchos se están retirando pronto. El sistema es insostenible ahora mismo”, alegó la médica, cuya opinión es compartida por otros especialistas y enfermeras, muchos de ellos comunitarios. El Gobierno aspira a incrementar en un 16% el personal sanitario de la NHS para el año 2020 y, el pasado lunes, anunció que los hospitales cobrarán a pacientes extranjeros extracomunitaros que no requieran tratamientos urgentes antes de atenderlos.