BANGKOK. Con vientos sostenidos de 175 kilómetros por hora y rachas de 215 kilómetros por hora, el tifón, conocido como Nina en Filipinas, previsiblemente tocará tierra en la tarde del domingo y cruzará el archipiélago, de este a oeste, durante los próximos tres días.
Según el último informe del departamento meteorológico de Filipinas, el Nock-Ten ha intensificado su fuerza y se espera que en las próximas horas alcance la categoría cuatro, sobre un máximo de cinco, mientras pierde velocidad en su aproximación al terreno.
Las autoridades han declarado el estado de alerta para una docena de provincias, donde el paso del tifón provocará fuertes lluvias en las zonas ubicadas dentro de unos 400 kilómetros alrededor del mismo.
En la ciudad de Camalig, en la provincia de Albay, unas 26.000 personas serán realojadas en colegios y recintos deportivos hasta la noche del domingo, apuntó el oficial para la reducción y control de riesgo de desastres, Rommel Negrete, al diario "The Inquirer".
Otras 3.600 personas de la ciudad de Guinobatan, en la misma provincia, ya han sido evacuadas debido al riesgo de inundaciones y corrimientos de tierra, declaró a la prensa la alcaldesa Gemma Ongjoco.
Las autoridades también alertaron de una posible subida del nivel del mar, estimada en dos metros, que amenaza a las localidades costeras de al menos tres provincias.
Conforme a la última actualización oficial, el Nock-Ten se encuentra a unos 390 kilómetros al este de la oriental provincia de Catanduanes, en la región de Bícol.
Los guardacostas de la citada región informaron de que al menos 5.700 personas han tenido que posponer sus viajes por barco debido al temporal.
El tifón, que según el rumbo actual pasará cerca de Manila, podría afectar a las operaciones del aeropuerto internacional Ninoy Aquino de la capital filipina, señaló el departamento de Aviación Civil.
Entre 15 y 20 tifones recorren todos los años Filipinas durante la temporada lluviosa, que empieza por lo general en junio y concluye en noviembre.
En noviembre de 2013, el tifón Haiyan, uno de los más potentes de la historia en tocar tierra, causó 6.300 muertos, más de 1.000 desaparecidos y 14 millones de damnificados en la región central de Filipinas.