Moscú - El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció ayer las nuevas directrices de la política exterior de su país ante la amenaza global del terrorismo y la creciente tensión con Occidente. “Uno de los mayores peligros de nuestro tiempo es el reforzamiento de la amenaza del terrorismo internacional”, señala el documento, que menciona al Estado Islámico (EI) entre los grupos terroristas que han llevado la violencia “a un nivel de crueldad sin precedentes”. La doctrina publicada por el Boletín Oficial ruso considera prioritaria la creación de una amplia coalición internacional para combatir el terrorismo, oferta que Putin le hizo ayer al presidente electo de EEUU, Donald Trump. “Confiamos en aunar fuerzas con EE.UU. en la lucha contra una amenaza real y no imaginaria: el terrorismo internacional”, dijo Putin durante el discurso sobre el estado de la nación ante ambas cámaras del Parlamento.

Putin destacó que “esa tarea ya la cumplen nuestros soldados en Siria”, a los que alabó por su “coraje” en la lucha contra los yihadistas desde septiembre de 2015, entre los aplausos de los presentes en la sala de San Jorge del Kremlin. Aseguró que el Kremlin no está interesado en “antagonismos”, “ni busca enemigos” y quiere mantener relaciones con EEUU “en un plano de igualdad”.

El jefe del Kremlin regresó en septiembre de 2015 tras diez años de ausencia a la ONU para ofrecer a EEUU un amplio frente internacional contra el terrorismo en Siria, pero la Administración de Barack Obama rechazó el ofrecimiento.

Rusia culpa a Occidente del aumento de la influencia de los grupos terroristas por intentar imponer sus valores y sus sistemas políticos, lo que provocó graves crisis de identidad en los países afectados (Oriente Medio y Norte de África). Además, aboga por consolidar los esfuerzos internacionales para combatir el terrorismo bajo la dirección de Naciones Unidas, en particular a la hora de cortar sus fuentes de financiación.

El documento defiende el arreglo político del conflicto sirio y la integridad territorial de Siria, que debe seguir siendo un Estado democrático, laico y plurinacional.

Al respecto, Moscú se propone impedir las intervenciones militares y otras formas de injerencia exterior que violan el derecho internacional en relación con la soberanía nacional.

Rusia quiere reforzar sus posiciones como una de las potencias más influyentes del mundo, pero aboga por una política constructiva en relación con todos los países, aunque considera prioritario reforzar la cooperación estratégica con China.

Considera que los bloques militares existentes son incapaces de hacer frente a las nuevas amenazas, por lo que defiende consensuar unos principios de seguridad universales e indivisibles aplicables a las regiones euro-atlántica, eurasiática y Asia-Pacífico.

Rusia constata que la inestabilidad y las turbulencias actuales con consecuencia de los intentos de las potencias occidentales de mantener a toda costa sus posiciones recurriendo a políticas de contención en relación con otros países.

Esto ocurre cuando tiene lugar un proceso de “trasvase” del potencial mundial hacia la región de Asia Pacífico, lo que reduce las posibilidades de Occidente de dominar la política y la economía mundiales.

Rusia aboga por cooperar con EEUU en la solución de los problemas mundiales, pero considera el escudo antimisiles norteamericano en Europa una amenaza directa para su seguridad. “Rusia no reconoce la jurisdicción extraterritorial de EEUU al margen del derecho internacional y no aceptará los intentos de presión militar, política, económica o de otra clase”, apunta.

En ambos casos se reserva el derecho a tomar adecuadas medidas de respuesta, simétricas o asimétricas, inclusive a través del reforzamiento de la defensa nacional.

Al mismo tiempo, se muestra a favor de continuar el proceso gradual de desarme nuclear con EEUU, en particular con respecto al armamento ofensivo, que comenzó en tiempos de la Unión Soviética.

También se opone a la ampliación de la OTAN y la aproximación de su infraestructura militar y armamentista hacia sus fronteras, además de la intensificación de la actividad militar aliada en Europa del Este.

La Unión Europea sigue siendo para Rusia un importante socio, tanto político como comercial, pero advierte de que el régimen de visados es una de las principales barreras al desarrollo de la cooperación entre ambas partes.

“Un importante recurso para impulsar los intereses nacionales de Rusia en los asuntos europeos y mundiales es la promoción de los lazos bilaterales con Alemania, Francia, Italia, España y otros países europeos”, indica.

Apuesta también por reforzar los lazos con los países de América Latina y el Caribe, ampliando la cooperación con las organizaciones multilaterales existentes en la zona.

Rusia también está interesada en desarrollar las relaciones políticas, económicas y culturas con Ucrania, que acusa a Moscú de anexionarse la península de Crimea y apoyar desde 2014 la sublevación militar en el este del país.

El documento alerta de que ha aumentado el papel del factor fuerza en las relaciones internacionales y, aunque considera “pequeño” el peligro de una posible guerra nuclear, advierte que ha aumentado el riesgo de un conflicto regional entre las grandes potencias. Putin recordó que “cualquier intento de romper la paridad estratégica es extremadamente peligroso y puede conducir a una catástrofe global”. “No podemos olvidar esto ni un segundo”, insistió

Rusia defiende el papel central de la ONU en las relaciones internacionales, pero se pronuncia a favor de su reforma y considera intocable el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas acerca del concepto de legítima defensa, individual o colectiva, de un estado ante una agresión exterior.