París - La campaña para la segunda vuelta de las primarias del centro-derecha francés comenzó ayer con dos candidatos en liza, los ex primeros ministros François Fillon y Alain Juppé, pero con clara ventaja para el primero, que arrasó el domingo por sorpresa en la primera ronda. Quien fuera número dos del expresidente Nicolas Sarkozy en su mandato entre 2007 y 2012 vio ayer refrendado ese impulso en una encuesta del instituto demoscópico OpinionWay que prevé su victoria el próximo domingo con el 56% de los votos de sus correligionarios. La resaca de la primera vuelta dejó porcentajes imprevistos en todos los análisis lanzados hasta la víspera: Fillon arrasó con el 44,2% de los escrutinios; Juppé fue relegado al segundo puesto con el 28,6% y Sarkozy quedó fuera de la carrera al Elíseo con el 20,6%.

Sarkozy aceptó una derrota vista por muchos como una humillación y, en lo que se ha interpretado como un anuncio de su retirada, consideró que le ha llegado el momento de “abordar una vida con más pasiones privadas y menos pasiones públicas”. Su apoyo esa misma noche a su antiguo escudero se suma a los que ha recibido Fillon por parte de su también contrincante en las primarias Bruno Le Maire, el ex primer ministro Édouard Balladur, las eurodiputadas Rachida Dati y Nadine Morano o Laurent Wauquiez, presidente interino de Los Republicanos, su propia agrupación.

Fillon y Juppé reservaron su agenda de ayer a sendas entrevistas a las 20.00 hora local en los telediarios de máxima audiencia de las cadenas TF1 y France 2, como previa a una semana en la que el primero deberá revalidar su clara victoria y el segundo desmentir los sondeos e invertir la relación de fuerzas. Juppé descartó abandonar el combate y consideró que la verdadera campaña empieza justo ahora. Los electores deberán decantarse por un programa muy liberal en lo económico y conservador en lo moral, el de Fillon, y otro más moderado, el de Juppé, visto por su contrincante como demasiado prudente como para conseguir reformar el país.

Fillon quiere suprimir 500.000 funcionarios, frente a los 200.000 de Juppé, y lograr un ahorro de 100.000 millones de euros de gasto público que el actual alcalde de Burdeos sitúa entre los 80.000 y los 100.000.

Si el primero quiere abolir la semana laboral de 35 horas sin un máximo fijado, el segundo marca su nuevo tope en las 39, y sus intenciones de aumentar el IVA se sitúan, respectivamente, en el 22 % y el 21 %.

El exministro de Economía Emmanuel Macron, que también aspira a la presidencia como independiente, estimó ayer que con Juppé y con Fillon los franceses deben elegir “entre dos tipos de derecha: el statu quo o un paso atrás”.

el efecto del voto útil Los otros cuatro aspirantes en estas primarias, Nathalie Kosciusko-Morizet (2,6%), Bruno Le Maire (2,4%), Jean-Frédéric Poisson (1,5%) y Jean-François Copé (0,3%) se vieron perjudicados principalmente por el voto útil.

Los medios franceses estimaron ayer que, con la derrota de Sarkozy, la izquierda y el presidente, François Hollande, han perdido a dos meses de sus propias primarias a su “mejor adversario”.

El ultraderechista Frente Nacional (FN) podría tener también razones para preocuparse por la fortaleza alcanzada por Fillon, dado que este se acerca a sus postulados en política interior y exterior, donde el ex primer ministro defiende un acercamiento con Rusia y el régimen sirio de Bachar Al Assad.

El vicepresidente del FN, Florian Philippot, señaló ayer en cambio que de resultar ganador el próximo domingo, su candidatura, que enarbola a su juicio “un programa de una violencia inédita”, le es favorable.

Fillon “lleva ante todo el balance de Sarkozy. Hasta ahora, el foco del balance lógicamente estaba en Sarkozy, pero ahora que este ya no es candidato vamos a recordar que fue su único primer ministro durante cinco años”, concluyó en la cadena BFM TV.

Por su parte, el primer ministro francés, el socialista Manuel Valls, advertía ayer de que Francia no necesita “soluciones ultraliberales y conservadoras”, sino una república “firme y acogedora”, con servicios públicos eficaces. Su llamamiento fue una alusión indirecta a las propuestas del ex primer ministro François Fillon, que encabezó ayer la primera vuelta de las primarias del centro-derecha con un programa, que entre otros, aboga por suprimir 500.000 plazas de funcionarios. Esa cifra, según indicó Valls en una breve declaración, implica “menos profesores, trabajadores hospitalarios, servicios públicos de proximidad, policías, gendarmes, cuando lo que necesitamos en todo el territorio es un refuerzo de los medios de seguridad”.