Ciudad del Vaticano - El Papa Francisco pidió ayer perdón en nombre de todos los católicos que miran hacia otro lado cuando ven pobres o situaciones de pobreza, al dirigirse a miles de personas sin hogar o en situaciones de precariedad que han llegado a Roma en uno de los actos finales del Jubileo de la Misericordia. Francisco, que instituyó un Año Santo para que los católicos se dedicasen y reflexionasen sobre las obras de caridad, no podía más que concluir este Jubileo, que se clausurará oficialmente el 20 de noviembre, con un acto dedicado a los marginados y excluidos. Y el acto de ayer, el Jubileo de las personas en situación de precariedad, sirvió al papa para pedir perdón en su nombre y en el de todos los católicos que no han sabido abrir sus corazones.
“Les pido perdón si he dicho cosas que les han ofendido o si no he dicho cosas que tendría que haber dicho”, afirmó el Papa Francisco en su discurso improvisado y en castellano ante las miles de personas necesitadas que ayer se congregaron en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Estas personas, que son acogidas o ayudadas por centros de Caritas y de otras asociaciones humanitarias, acudieron a Roma para participar en estos actos. “Les pido perdón en nombre de los cristianos que no leen los evangelios y encuentran la pobreza en el centro de ellos. Les pido perdón en nombre de los cristianos que ante un pobre o una situación de pobreza, miran hacia otro lado”, les dijo. Y explicó que el perdón de estas personas “será para los hombres de Iglesia y para los hombres en general como agua bendita y que nos limpiará para ayudarnos a volver a creer que en el corazón del evangelio está la pobreza”.
En su alocución, Francisco reiteró así el llamamiento que realizó al inicio de su pontificado para que “los católicos formen una Iglesia pobre y para los pobres” y agregó que todas la religiones tienen que colocar “a los pobres en el mensaje de Dios”.
A estas personas que atraviesan miles de dificultades, Francisco les pidió que no dejen de soñar. “Una mujer y un hombre pobre, con una pobreza distinta, es el que pierde la capacidad de soñar, de continuar con su pasión (...) Sueñen con que el mundo puede cambiar y esto puede nacer del corazón de todos ustedes”, añadió. También destacó “la dignidad” de estas personas que saben “encontrar belleza en las cosas más tristes y más sufridas”, pero les recordó que se puede ser pobre, “pero no dominado o explotado”. - Efe