Bilbao - Chile ha actuado como garante en el proceso de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC. ¿Cómo ha caído en el país el resultado del referéndum?

-Personalmente, ayer me acosté pensando que ganaba el sí y me levanté con el no. Me golpeó. Eso demuestra que la interpretación de los sentimientos ciudadanos por la vía de las encuestas es cada día más discutible. Ahí hay una opinión pública, ya sea más volátil o con parámetros de discernimiento que no alcanzan a ser debidamente comprendidos ni por los políticos ni por los comunicadores. Quizá uno podría decir en un inicio de interpretación que a lo mejor la opinión pública, por una parte, puede haber dado por cantado el resultado y que se confió. Y, por la otra, que la ciudadanía latinoamericana está haciendo juicios de valor más fuertes de lo que se piensa y no dejándose llevar por las cosas coyunturales. Puede ser que el tema de justicia, una impresión de olvido, pareciera no ser aceptada.

Muchos cuestionan ahora la idoneidad de convocar el referéndum cuando no había necesidad. ¿Se arriesgó demasiado?

-Hoy en día está muy de moda hablar de mecanismos de participación más directos, pero en el contexto politológico es un tema que se discute, por cuanto la democracia requiere en esencia mucho diálogo, mucho discernimiento, mucha búsqueda de acuerdo. En Uruguay, al momento inicial de su transición, hicieron un plebiscito sobre otorgar una amnistía sobre las violaciones que se habían cometido, y el plebiscito señaló dar amnistía, pero con el tiempo floreció el deseo de hacer justicia frente a lo anterior. Yo creo que los plebiscitos son mecanismos legítimos de participación ciudadana, pero tienen que estar equilibrados con las instituciones de la democracia representativa. Ambos son democráticos y ambos se pueden complementar.

Chile debate la despenalización del aborto y esto ha generado una crisis en el Partido Demócrata de Chile, ¿no?

-En el último congreso celebrado en 2007, el partido aprobó la resolución que rechaza el aborto por una mayoría inmensa, esa es la línea del partido, está por el derecho a la vida a partir de lo que es nuestra concepción de los derechos humanos, somos contrarios a la pena de muerte, cualquier pena de muerte. Ahora, el Gobierno presentó un proyecto discutido que implica reconocer la despenalización del aborto en tres causales. Sobre esto, el partido le otorgó libertad de voto a sus parlamentarios y por eso se dan dos posturas: unos a favor y otros en contra.