Iruñea - El geólogo navarra Antonio Aretxabala, una de las figuras más importantes en el campo de los terremotos, explica lo ocurrido ayer en Italia y cómo la comunidad científica está tratando de conseguir ciudades resistentes a los seísmos.

¿Cuáles son las causas por las que se produce el terremoto?

-El terremoto se produce por la convergencia de la placa tectónica africana con la eurasiática, que justamente coincide con la bota de Italia. Suele haber un movimiento de la bota de 2,5 centímetros al año, lo que produce una acumulación de tensiones en la parte central de Italia que provoca una explosión elástica de energía cada cierto tiempo.

¿Suele haber avisos en forma de otros terremotos más pequeños?

-Suele haber terremotos premonitorios, pero que existan éstos no significa que siempre acaben desembocando en un desenlace como el de hoy -por ayer-. Pero sí que es cierto que muchas veces sí que pasa, como en L’Aquila, que fue muy parecido y está a tan solo 60 kilómetros. En aquel caso los avisos duraron meses, por eso posteriormente hubo un juicio en el que se juzgó a los científicos que no fueron capaces de prever lo que podía ocurrir y alguno llegó a perder su trabajo. Pero es muy difícil tener herramientas para saber cuándo puede pasar algo así. Este caso es muy parecido a aquel de L’Aquila, por zona e intensidad y magnitud.

¿Por qué ha sido tan devastador?

-Los terremotos europeos se producen muy cerca de la superficie. La mayoría vienen del empuje de África sobre Europa. En el Viejo Continente compartimos fallas, de hecho, la que provocó el terremoto de Lorca, va hasta la India pasando por Italia, Grecia o Turquía. Luego cada zona tiene sus peculiaridades diferentes. Lo que es común para toda Europa es que sus terremotos suelen producirse muy cerca de la superficie y son devastadores porque vivimos es una zona densamente poblada. Otro problema es que habitamos en edificios muy viejos y, de hecho, el 60% de los edificios que estaban dentro de la zona afectada se han derrumbado. Ha sido un terremoto muy grande, a la altura del de L’Aquila.

¿Se pueden prever estos terremotos ya que evitarlos es imposible?

-En ellos estamos. Los científicos tratamos de conocer mejor el planeta, pero los terremotos no se pueden evitar ya que tenemos las placas tectónicas. El problema es que muchas veces hemos construido sin saber, ya que hace 400 años pensábamos que eran un castigo divino, luego que eran un problema eléctrico. Acabamos de empezar a conocer, hace menos de un siglo, que es por las placas tectónicas. De hecho, ahora se está descubriendo que los fenómenos climáticos y los tectónicos están relacionados, como ya vivimos en Navarra. Cuando resolvamos todas las ecuaciones podremos tomar decisiones, pero ahora mismo estamos realizando estándares para la construcción de edificios para realizar ciudades resistentes a los terremotos. Hay que hacer una distribución de la ciudad de acuerdo con el territorio en el que habitamos.

¿Puede pasar aquí?

-Tenemos un nuevo mapa tectónico de la península ibérica en el que existe la expectativa en un rango de 1 a 1.000 años, es decir, que puede pasar mañana o dentro de muchos siglos, que haya terremotos de escala 6. De hecho en los últimos 800 años se han producido media docena de terremotos de esta intensidad.