Estambul - Catorce muertos y más de 250 heridos es el balance de una serie de tres ataques cometidos ayer en otras tantas provincias del sureste de Turquía y atribuidos al proscrito Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda.
La secuencia de los ataques y el alto número de heridos, entre ellos más de un centenar de civiles, causaron consternación en Turquía, si bien la táctica utilizada, el lanzamiento de un coche bomba contra una comisaría, ha sido habitual en los últimos meses. El primer ministro, Binali Yildirim, se desplazó en avión oficial a la provincia de Elazig, escenario de uno de los ataques, junto a los titulares de Interior, Salud, Defensa y Familia, así como el jefe del Estado Mayor, Hulusi Akar.
autoría Yildirim atribuyó el ataque “sin ninguna duda” al “PKK y sus ramificaciones”, pero estableció una relación con el fallido golpe de Estado del 15 de julio pasado, atribuido a la cofradía del predicador exiliado Fethullah Gülen, que el Gobierno describe con las siglas FETÖ.
“Como hemos visto, las organizaciones terroristas trabajan en una colaboración hombro con hombro. Tras fallar la conspiración para el golpe del 15 de julio, la FETÖ ha pasado su misión a la organización terrorista separatista (PKK)”, aseguró Yildirim. Poco después, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, aseveró en un discurso en Ankara que “no hace falta ser un oráculo para entender que detrás de los ataques del PKK de los últimos días hay un acuerdo de compartir información y de instigación de la FETÖ”.
El primer atentado tuvo lugar poco antes de la medianoche el miércoles en la provincia de Van, limítrofe con Irán, donde un supuesto miembro del PKK aparcó un coche cargado con explosivos al lado de una comisaría. La detonación causó la muerte a dos civiles y a un policía, y heridas a 20 agentes y 53 civiles, muchos de ellos huéspedes de un salón de bodas que se hallaba a 150 metros de distancia.
Ayer por la mañana tuvo lugar la explosión de otro coche bomba ante una comisaría situada en las afueras de Elazig, capital de la provincia homónima, también en el sureste de Anatolia. En este ataque murieron 5 policías y se registraron 217 heridos, de los que 145 siguen ingresados en los hospitales de la zona, 85 de ellos policías y 60, civiles. Al mediodía hubo un tercer incidente en la provincia de Bitlis, cuando una mina colocada en la carretera explotó al paso de un convoy militar, causando cinco muertos y seis heridos.
A estos tres atentados se suma un cuarto, la muerte de un miembro de la milicia kurda progubernamental conocida como korucu, que falleció el miércoles por la noche en la misma zona en un tiroteo con militantes del PKK.
Por su parte, el presidente de Turquía convocó ayer una cumbre de seguridad en el palacio presidencial, en la que participaron Yildirim, el general Hulusi Akar y varios ministros, informa la agencia semipública Anadolu. Erdogan acusó a los gulenistas y al PKK de trabajar juntos, afirmando que la FETO está detrás ”en términos de Inteligencia” de los cuatro atentados perpetrados por los rebeldes kurdos.
“La última cadena de atentados revela explícitamente que el objetivo es muy simple: derramar sangre, causar sufrimiento y alterar la paz social”, denunció. Para Erdogan, esta ola de ataques terroristas es una “represalia” por las “manifestaciones a favor de la democracia” que han tenido lugar en varias ciudades turcas, pero sobre todo en Ankara y Estambul, tras la asonada militar.
“Desde el 15 de julio 182 terroristas han sido neutralizados en operaciones tanto dentro como fuera” de Turquía, destacó. “Mantendremos nuestra lucha en cualquier parte, aunque Occidente no lo entienda”, apostilló. “Los gulenistas deben ser “arrancados de raíz”, sentenció el presidente turco.