berlín/ankara - El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, mostró ayer su fuerza en Alemania dos semanas después de la intentona golpista con una multitudinaria concentración organizada por sus seguidores en la ciudad de Colonia, blindada por la policía para evitar disturbios. Entre 30.000 y 40.000 personas, según cálculos de las fuerzas de seguridad, se dieron cita a orillas del Rin bajo el lema Sí a la democracia, no al golpe, entre innumerables banderas turcas y mientras en distintos puntos de la ciudad se sucedían pequeñas contramanifestaciones. En Alemania residen cerca de tres millones de ciudadanos de origen turco y el 60 % de los votantes eligió en las elecciones de noviembre al Partido Justicia y Desarrollo (AKP), la formación islamista que lidera Erdogan.
Hasta Colonia se desplazó el ministro turco de Juventud y Deportes, Suat Kilic, quien defendió la unidad del pueblo turco, acusó a Alemania de tratar a su país con una doble vara de medir y denunció los prejuicios de los medios alemanes. Kilic exigió también explicaciones al Gobierno de la canciller alemana, Angela Merkel, por la prohibición de transmitir en pantalla gigante un mensaje en directo de Erdogan. Fue la figura omnipresente, pero la voz del presidente turco no pudo ser escuchada en la manifestación, a pesar de que los organizadores -la Unión de Demócratas Turcos Europeos (UETD)- recurrieron hasta el Tribunal Constitucional. La Policía prohibió la retransmisión para evitar que los ánimos se caldearan y logró el respaldo judicial, que rechazó el recurso por razones formales y al considerar que el veto no limita el derecho de libre manifestación.
La decisión fue duramente criticada también desde Turquía: “Es inaceptable”, manifestó Ibrahim Kalin, portavoz del presidente, quien denunció en declaraciones recogidas por la agencia turca Anadolu el doble rasero de un país que en el pasado permitió manifestaciones de apoyo a la guerrilla kurda PKK. En un mensaje leído desde el escenario a los manifestantes, Erdogan agradeció el apoyo de los turcos que residen en Alemania tras el golpe y aseguró que el país es hoy más fuerte.
Con respaldo de los estados federados vecinos y material antidisturbios, la Policía desplegó a alrededor de 2.700 agentes en la ciudad, donde se celebraron varias manifestaciones en protesta por la cadena de detenciones y las purgas en diversos estamentos realizadas por el Gobierno turco desde el fallido intento de golpe. Tras haber fracasado en su intento de prohibirla por motivos de seguridad, la Policía acabó disolviendo junto a la estación central la concentración de alrededor de 250 simpatizantes del partido ultraderechista Pro NRW, que en un principio tenía intención de acercarse al lugar en el que se reunieron los seguidores de Erdogan. En los días previos se habían sucedido los llamamientos a la serenidad desde el Gobierno alemán y desde los principales partidos, que abogaron por no importar las tensiones políticas y sociales que se viven en Turquía.
tensión diplomática La canciller alemana, Angela Merkel, censuró esta semana las “reacciones desproporcionadas” del Ejecutivo turco tras el intento de golpe de Estado y le instó a respetar “los principios del Estado de Derecho” y a actuar de forma proporcionada. Erdogan es cada vez un aliado más incómodo para la canciller, principal defensora del acuerdo para la devolución de refugiados que suscribieron el pasado marzo Ankara y Bruselas.
En una entrevista con el diario alemán “Frankfurter Allgemeine Zeitung”, el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, advirtió ayer de que su país se distanciará de ese acuerdo si Bruselas no elimina para octubre la exigencia de visados a sus ciudadanos.
Mientras, Erdogan persevera en su demanda por injurias contra un conocido humorista alemán y, desde que el Bundestag (cámara baja) aprobara una resolución de condena del genocidio armenio, impide que los diputados alemanes visiten la base turca de Incirlik, donde se encuentra un contingente militar germano que colabora con la coalición internacional que lucha contra el Estado Islámico.
cierre de academias militares Mientras tanto, en Turquía, el Gobierno turco ha decidido el cierre de todas las academias militares del país y la expulsión del Ejército de otros 1.389 soldados sospechosos de haber participado en el intento de golpe de Estado del pasado 15 de julio, según un decreto de emergencia publicado ayer en el Boletín Oficial. El decreto dispone la creación de una Universidad de Defensa Nacional para la formación de oficiales, que dependerá del Ministerio de Defensa y cuyo rector será nombrado por el presidente del país entre tres candidatos propuestos por el Gobierno. Además, los comandantes de las Fuerzas Armadas responderán directamente ante el ministro de Defensa.
El jefe del Estado, Recep Tayyip Erdogan, ha propuesto en varias ocasiones que el jefe del Estado Mayor y los servicios de inteligencia estén subordinados a partir de ahora a la Presidencia, y no al Gobierno, una reestructuración que necesitaría de una reforma constitucional. - E.P./Efe