Bagdad - Decenas de miles de civiles permanecían ayer atrapados en la ciudad de Faluya, mientras las fuerzas iraquíes proseguían su asalto sobre la urbe para intentar liberarla del yugo del grupo terrorista Estado Islámico (EI). El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calcula que 50.000 personas permanecen en Faluya y, a pesar de que cientos de familias han abandonado la ciudad en los pasados días, prácticamente ninguna ha podido salir del núcleo de la misma.
La portavoz de ACNUR en Irak, Caroline Gluck, explicó que no es fácil para los residentes escapar de la ciudad, debido a los combates y a que el EI les está impidiendo marcharse para usarlos como “escudos humanos”, según los relatos de aquellos pocos que han conseguido huir.
“Las familias están saliendo, poco a poco. Las autoridades iraquíes han establecido un número de emergencia para ayudar a los que quieren marcharse, pero no todos disponen de un teléfono o pueden tomar la decisión de salir”, añadió Gluck.
Por otra parte, un oficial de la Policía iraquí, Saad Mohamed Abd, informó de que en los últimos días decenas de familias han llegado a la localidad de Ameriyet al Faluya (a 10 kilómetros al sur de la ciudad), la mayoría de ellos mujeres, niños y ancianos. En esta población, los desplazados son sometidos a controles de seguridad para comprobar que entre ellos no hay yihadistas y luego se les ofrece asistencia básica, antes de trasladarlos a los campamentos establecidos en la zona para acogerlos.
El agente detalló que los hombres jóvenes vienen interrogados para comprobar que no tienen relación con el EI y para conseguir informaciones de inteligencia sobre la situación dentro de la ciudad, ocupada por el grupo radical desde principios de 2014.
Un habitante de Faluya, de nombre Mohamed al Isawi y 65 años, relató el trayecto “horrible” desde la ciudad hasta Ameriyet. “Salí de Faluya con mi familia por la noche, con comida y agua para el viaje. Dividí a la familia en dos grupos de cuatro personas y salimos de la ciudad separadamente para no levantar las sospechas de los vecinos y de las patrullas de los hombres armados” del EI, contó. Los parientes se reunieron de nuevo en la casa de un familiar en la localidad de Al Naimia (al sur de Faluya) y desde allí prosiguieron hasta Ameriyet.
Al Isawi explicó que moverse por las calles de Faluya es muy peligroso debido a los bombardeos aéreos y de artillería y al despliegue de los francotiradores y de las patrullas del EI, pero lo más peligroso es cruzar el frente de batalla y llegar al territorio en manos de las autoridades.
escondidos en un almacén “Tuvimos que escondernos en un almacén durante un día y una noche debido a la presencia de yihadistas y los bombardeos. Al amanecer pudimos ver a lo lejos a las fuerzas iraquíes y llegamos a ellas arrastrándonos por el suelo; seguidamente levantamos una bandera blanca para ser identificados y los soldados nos llamaron con un altavoz para que nos acercáramos a ellos”, concluyó.
Otro habitante de Faluya, Nachm al Yanabi, de 63 años, aseguró que durante la huida de la ciudad su hijo murió y su hija perdió una mano.
“Ante las condiciones de vida difíciles en Faluya y el aumento de los bombardeos, convencí a mi familia para abandonar la ciudad”, dijo Al Yabani, que escapó de la urbe por el este. “Uno de mis hijos fue víctima de la explosión de una mina plantada por los terroristas cerca de la autopista al este de Faluya y murió en el acto, mientras que mi hija resultó herida y perdió una mano”, añadió. El desplazado aseguró que sintieron mucha tristeza: “Permanecimos en el lugar durante varias horas, enterramos al cadáver de mi hijo y curamos las heridas de mi hija, y luego continuamos (el camino) hacia las fuerzas de seguridad (iraquíes), que nos ofrecieron tratamiento médico urgente y trasladaron a la niña al hospital militar de Ameriyet”.
Según la agencia de la ONU para la infancia, UNICEF, al menos 20.000 niños se encuentran atrapados en Faluya y “se están quedando sin comida y medicina, y el agua escasea”.
El 23 de mayo fue lanzada una amplia operación para recuperar el control de Faluya, en manos del EI desde principios de 2014, y el pasado lunes comenzó la ofensiva final sobre el núcleo de la urbe, pero el avance está siendo lento debido a la presencia de civiles.
En el día de ayer, las fuerzas gubernamentales avanzaron en la localidad el Al Saqlauiya, a ocho kilómetros al noroeste de Faluya, y los artificieros continuaron desactivando las bombas colocadas por los yihadistas en zonas al sur de la ciudad, desde donde las unidades antiterroristas se aproximan al centro urbano. El primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, visitó ayer la sala de operaciones militares y elogió “la valentía” de las tropas y sus “esfuerzos para proteger a los civiles” durante los combates.
Por otro lado, una célula del grupo terrorista Estado Islámico (EI) fue detenida en la ciudad de Kirkuk, en el norte de Irak, anunció ayer el Consejo de Seguridad de la región autónoma del Kurdistán iraquí.
Aunque Kirkuk no pertenece al Kurdistán, las fuerzas de seguridad kurdas actúan también en esta zona, donde la célula había llevado a cabo numerosos ataques en los pasados meses, según un comunicado del órgano de seguridad kurdo.
El arresto tuvo lugar en el marco de una operación conjunta de la dirección de la Asayish (policía kurda) en Kirkuk y en Erbil, capital de la región del Kurdistán. La nota no reveló el número ni la identidad de las personas que fueron detenidas, pero aseguró que estas reconocieron haber perpetrado varios atentados terroristas y que estaban planeando otros en la zona. La célula había hecho explotar varios coches bomba en diferentes puntos de la ciudad y la provincia de Kirkuk en los pasados meses, contra civiles y contra las fuerzas de seguridad. También había asesinado a un imán de una mezquita de Kirkuk.