Islamabad - Cinco años después de la muerte de Osama bin Laden en su territorio, Pakistán ha reafirmado su relación con Estados Unidos y endurecido su postura con el extremismo islámico, aunque aún queda pendiente la cuestión de si el país asiático colaboró con el terrorista o pecó de una total incompetencia. El 2 de mayo de 2011 de madrugada, 23 Navy Seal entraron en suelo paquistaní desde Afganistán en dos helicópteros para dar muerte al terrorista más buscado del mundo, en una operación en la que también murieron dos guardaespaldas del saudí, la mujer de uno de ellos y uno de los hijos del líder de Al Qaeda.

La misión, de 38 minutos de duración, se realizó sin el conocimiento de las autoridades civiles y militares paquistaníes, de acuerdo con la versión oficial de Islamabad y Washington. La caza de Bin Laden en la ciudad de Abbottabad, en las cercanías de la Academia Militar de Kakul, el equivalente paquistaní al estadounidense West Point, supuso uno de los episodios más polémicos y humillantes para el país asiático.

La lealtad del aliado Estados Unidos cuestionó la lealtad de su supuesto aliado, a quien había entregado 20.000 millones de dólares en ayudas, mientras que Pakistán, que negó que estuviese dando refugió al terrorista y declaró su incompetencia, se enfureció con la violación de su soberanía.

Las relaciones entre ambos países ya estaban envenenadas por el caso de Raymond Davis, un agente de la CIA que tres meses antes había matado a tiros a dos paquistaníes en la ciudad de Lahore.

El hecho de que Bin Laden llevase viviendo casi nueve años con su familia e incluso tuviese hijos en suelo de un país aliado y la violación de la soberanía pareció entonces la gota que colmaba el vaso en las tumultuosas relaciones entre ambos países. “Fue una vergüenza para Pakistán y en especial para el Ejército”, dijo el teniente general retirado y analista militar Talat Masood.

El exmilitar afirmó que el episodio dejó muchas preguntas abiertas: ¿Lo sabía el Ejército paquistaní? ¿Permitieron a los Estados Unidos acabar con el terrorista?

Para Masood se trató de un fallo de los servicios de inteligencia del país que provocó las acusaciones de EEUU y colocó al Gobierno y al Ejército paquistaníes en una difícil situación ante su propia población.

En Estados Unidos, algunos políticos dieron por hecho la colaboración paquistaní, la pregunta era quién lo sabía en el Ejército.

En Pakistán muchos continúan sosteniendo hoy que la operación fue una ficción organizada por EEUU, al igual que el atentado contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, para humillar al país y a los musulmanes. Cinco años más tarde, la crisis es cosa del pasado, dijo el analista y columnista del prestigioso diario Dawn Zahid Hussain. “Hoy vemos un Pakistán más resuelto ante la lucha contra el extremismo”, indicó Hussain.

Pakistán accede a la demanda El Ejército paquistaní lanzó en junio de 2014 una ofensiva militar en la región de Waziristan del Norte que continúa en la actualidad, algo que EEUU llevaba años demandando a Pakistán.

Ese operativo ha debilitado enormemente a grupos terroristas como el principal movimiento talibán de Pakistán, el Tehrik-e-Taliban Pakistan, y los ha disminuido a su menor nivel en casi una década. Pero también ha golpeado a Al Qaeda, que se refugiaba en esa zona, tras el comienzo de la guerra en Afganistán en 2001, según Hussain.

Para el columnista, se ha producido además una convergencia de intereses entre Pakistán y Estados Unidos en Afganistán, lo que ha ayudado a la mejora de sus relaciones, que se han reducido con la salida de la mayoría de tropas estadounidenses de suelo afgano.

El Ejército paquistaní ha ido recuperando el prestigio que históricamente ha tenido en el país que ha gobernado casi la mitad de su historia, según Masood. Hoy el jefe del Ejército, Raheel Sharif, es una figura inmensamente popular y, según los dos analistas, la persona más poderosa del país, por delante del primer ministro, Nawaz Sharif.

En el aniversario del primer lustro de la muerte del hombre que representó el mal absoluto para Occidente, Estados Unidos recordó la fecha con declaraciones del director de la CIA, John Brennan, y del propio presidente estadounidense, Barack Obama. Las autoridades paquistaníes, sin embargo, han guardado un absoluto silencio.