Bruselas - Los ciudadanos de Bruselas se debaten, una semana después de los atentados en el aeropuerto internacional de Zaventem y la estación de metro de Maelbeek, entre el temor a nuevos ataques terroristas y el deseo de recuperar la normalidad. La vuelta al día a día no resulta fácil tras el duro golpe sufrido, acompañado de las continuas redadas policiales y detenciones de sospechosos, así como de la presencia militar, un recuerdo constante de que la vida no es la de siempre.
Siete días después de los peores atentados de la historia en el país, el transporte público aún no está plenamente operativo, en particular el metro, que hasta ayer tenía un horario restringido y poco más de la mitad de las estaciones abiertas. Desde hoy, el horario se ampliará y todas las estaciones se abrirán, a excepción de Maelbeek, según la Sociedad de Transportes Intercomunales de Bruselas. Los controles sistemáticos en todas las estaciones de metro al día siguiente de los atentados, con policías que registraban los bolsos y cacheaban a todo el que entraba al subterráneo han sido reemplazados por controles aleatorios.
Son todavía pocos los viajeros que se aventuran a entrar en el metro, donde se respira cierta tensión en el ambiente y hay miradas de desconfianza entre los pasajeros. Algunos, como Encarna Fernández, gallega residente en Bruselas, dicen que ya no volverán a utilizar ni ese ni otro medio de transporte público. “La ciudad no ha vuelto a la normalidad”, asegura, y añade que pese a la presencia de “policías y mucho militar”, ella siente “mucho miedo”.
El caos que en otro momento hubieran podido generar las limitaciones del transporte público, se ha evitado en gran medida por la fecha, que ha coincidido con la Semana Santa, y en particular con las vacaciones escolares, por lo que la ciudad está prácticamente desierta. En el centro de Bruselas el ambiente está apagado, pese a que comercios, restaurantes y lugares de ocio han seguido abiertos desde los atentados, a diferencia de lo que ocurrió el pasado noviembre tras los atentados de París.
Entonces se elevó al máximo el nivel de alerta en el país por riesgo de atentado terrorista y se produjo un cierre generalizado de todos los locales, y hasta de las escuelas y el metro.
Las continuas redadas policiales, sobre todo en barrios de Bruselas, retransmitidas casi en directo por los medios de comunicación , recuerdan que las investigaciones avanzan, pero a la vez insuflan cierta inquietud entre los habitantes de la capital. También preocupa saber que, pese a haber identificado a algunos de los autores, las fuerzas de seguridad aún buscan activamente a al menos dos personas que participaron en los atentados: el conocido como hombre “del sombrero”, presente en los ataques del aeropuerto, y supuestamente a otro que participó en las explosiones de la estación de metro de Maelbeek.