VITORIA - El apellido Guevara se ha convertido en un símbolo de revolución, libertad, socialismo e independencia, pero no todos saben que éste es de origen vasco -alavés, concretamente-. Por este motivo, Juan Martín Guevara, hermano de Ernesto Che Guevara, participará en el programa Origen de EiTB, un espacio que busca recuperar las huellas que miles de inmigrantes vascos han dejado a su paso y que se estrenará el próximo mes de mayo. Aunque hoy este Guevara ha dejado la revolución para ocuparse profesionalmente del mundo de las vinotecas, sobre todo trata de desmitificar al Comandante a través de la ONG Por las Huellas del Che para hablar de él como persona, como pensador y como hombre de acción, y no como una maravilla a la que idolatrar o desprestigiar sin saber por qué.
Guevara. ¿Tenían en la familia una idea de sus raíces vascas?
-Cierta noción sí que teníamos. Es más, una tía siempre decía que éramos una mezcla de vascos e irlandeses y que por eso teníamos una cabeza tan dura. Todo lo que se nos ocurría había que hacerlo, y cuanto más trabas nos pusieran más nos obcecábamos. Decididos, rebeldes, cabezaduras? Todo eso se lo debemos a aquel Guevara del siglo XVII que emigró buscando una vida mejor.
Es inevitable hablar de Ernesto. ¿Cómo era él?
-El más rebelde de todos nosotros. Rompía constantemente con lo que se debía o no hacer. También era el más viajero. Todos lo fuimos, pero él aún más. Y sobre todo destacaría que no paraba hasta conseguir aquello que se le metía en la cabeza. En este aspecto creo que sacó la mejor combinación de mi viejo y mi vieja. Él era como un tiro al aire, muy apasionado e inconstante, pero tremendamente inteligente y buscaba sobre todo el resultado deseado, aunque para ello tuviera que decir alguna mentira o hacer trampas. Ella, por otro lado, era más formal y disciplinada y aunque rebelde, más propensa a seguir las reglas de juego. Resumiendo esa mezcla en pocas palabras: soñemos pero hagamos.
¿Se hacía una idea Ernesto de la gran repercusión que tenía el Che y la que alcanzaría posteriormente?
-En su diario escribió que un día se miró al espejo y dijo: “Estoy volviendo a ser yo”. De alguna manera, esto demuestra que sí que se daba cuenta de la importancia que tenía para los demás y, poco a poco, empezó a actuar en consecuencia.
¿Y para usted era el Comandante o era su hermano?
-Para mí era mi hermano. Podía ser el Comandante y muchas otras cosas, pero para mí siempre fue mi hermano. Todo el mundo quería estar cerca del Che, porque el Che en aquella época y ahora también significaba muchas cosas, pero yo lo que quería era que todas esas personas se marcharan para poder estar cerca de mi hermano.
¿Qué le parece la apertura de relaciones entre Cuba y Estados Unidos?
-Conozco mucho el proceso, porque he estado mucho allí y Cuba no me es extraña, y puedo asegurar que es un hecho que viene sucediendo desde hace bastante tiempo. Un ejemplo serían los acuerdos migratorios pies secos, pies mojados, que aquellos que pisan suelo estadounidense tienen derecho a quedarse. También ha habido otros, no entre los dos Estados, pero sí entre los guardacostas. Muchos se asombran de lo que está pasando, pero eso es porque el tema no ha salido en primera plana hasta ahora.
Hay quienes tachan a Cuba de traidora y aseguran que se retrocederá a la situación de 1957 y 1958.
-Es injusto e imposible imponerle a Cuba la responsabilidad de llevar adelante un sistema social como el socialismo solito en el mundo. Vietnam ha firmado el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) con Estados Unidos. China es de nombre comunista pero por lo demás más que capitalista, tal y como demuestra su banca, que en 2015 se encumbró como la banca más grande del mundo, según la capitalización bursátil. Ante este panorama, la Cuba socialista está complicada, pero está sosteniendo la situación de defensa de sus raíces, sus intereses y su solidaridad con lo que tienen: 12 millones de personas y un país pobre en recursos. Eso sí, rico socialmente hablando. Pero en mi opinión, Cuba no está traicionando nada ni tampoco va a ser lo mismo que en 1957 y 1958: un garito norteamericano. Para mí, Cuba sigue siendo un lugar de paz.
¿Opina que América Latina está a día de hoy más cerca del ideario de Ernesto que hace medio siglo? ¿Cómo va a evolucionar el panorama?
-El ideario del Che no está expresado en ningún país, porque su ideario fue la libertad y la independencia y no hay ningún país de Latinoamérica que lo cumpla. Por no hablar de una mejor situación para la masa popular. En todos los sitios hay extremos entre la gente bien acomodada y la gente pobre. Pero también creo que algún día tendrá que ser lo que Ernesto imaginó en su cabeza y por lo que luchó.
Y respecto a sus recién descubiertos parentescos con la CAV, ¿piensa continuar esta relación?
-Sí. Además, tengo pendiente subir al castillo de Guevara, porque llovía, hacía frío y al final no pude. Y también me queda de deuda la gente que he conocido. Pero puedo decir orgulloso que aquí vino un Guevara y se va un Guevara, Vergara, Zabaleta, Aranburu, etc.