Washington - El magnate neoyorquino y aspirante a la candidatura presidencial de Partido Republicano de EEUU Donald Trump alertó ayer de que habrá “disturbios” si llega a la Convención Republicana de julio con ventaja en el número de delegados, pero el partido decide poner en duda su victoria en las primarias. “Creo que ganaremos antes de llegar a la Convención, pero puedo decirle, que si no lo hacemos y nos quedamos a 20 votos o 100 y estamos en 1.100, y algún otro tiene 500 o 400 porque estamos muy adelante del resto, no creo que puedas decir que no conseguimos la candidatura automáticamente. Creo que habría disturbios”, dijo Trump en una entrevista con la cadena de televisión CNN. “No los encabezaría, pero creo que podrían ocurrir cosas desagradables”, agregó el multimillonario.
La jornada de primarias de este martes en EEUU se saldó con contundentes victorias para Hillary Clinton, que allanan su camino a la nominación demócrata a la Casa Blanca, y con aparentes buenas sensaciones para Donald Trump entre los republicanos, que sin embargo esconden una trampa.
Clinton se impuso al menos en cuatro de los cinco estados que votaban ayer noche, y en algunos de ellos, como Florida, Ohio y Carolina del Norte, por amplias ventajas de más de diez puntos (en el caso de Florida, estado que repartía el mayor número de delegados de la noche, le sacó casi el doble a su rival Bernie Sanders). En Misuri, el quinto estado en liza, ambos aspirantes prácticamente empataron (Clinton ganó por unos 1.500 votos), y los medios estadounidenses no se atrevieron a proyectar un ganador a la espera de un posible recuento.
La noche supuso, pues, un golpe muy duro para el senador por Vermont, autoproclamado socialista democrático, quien vio muy mermadas sus posibilidades de alcanzar la nominación presidencial, ya que cada vez quedan menos estados y menos delegados en juego.
el sabor amargo de la victoria En el bando republicano, la noche del martes no dejó las cosas tan claras como en el demócrata, más bien al contrario, ya que pese a los aparentes buenos resultados del magnate neoyorquino Donald Trump (se llevó por lo menos 3 de los 5 estados en liza y vio cómo abandonaba Marco Rubio), las cifras no le terminan de cuadrar. También en el bando republicano Trump y el senador Ted Cruz prácticamente empataron en Misuri, con una victoria mínima del multimillonario por unos 1.600 votos, por lo que los medios no se atrevieron a proyectar un ganador.
El nominado para la Casa Blanca del Partido Republicano será el aspirante que llegue a la convención nacional del partido que se celebrará en julio en Cleveland (Ohio) con por lo menos 1.237 delegados.
En caso de que ninguno de los precandidatos alcanzase esa cifra, tendría lugar una “convención disputada”, en la que los votos logrados durante el proceso de primarias no serían tan determinantes como los movimientos internos impulsados por parte de los pesos pesados del conservadurismo estadounidense.
Trump cuenta con la animadversión pública del aparato y del entorno del Partido Republicano, que entre otras cosas está destinando decenas de millones de dólares en campañas publicitarias que le atacan, por lo que es previsible que un escenario de convención disputada le resultase perjudicial.
Es así como se entiende que la noche del martes escondiese una trampa para Trump, porque ganó, pero no por el margen suficiente y, por tanto, no se llevará un número de delegados lo suficientemente grande como para avanzar con paso firme hacia los 1.237.
Y si la cara de la noche para el magnate fue Florida (que le dio la totalidad de sus 99 delegados), la cruz fue Ohio, donde no se llevó ni uno solo de los 66 delegados en liza, que fueron todos a parar a manos del gobernador de ese estado, John Kasich.
La noche del martes dio así más argumentos a una tesis cada vez más extendida entre los analistas: es probable que Trump llegue a la convención con el mayor número de delegados (ahora cuenta con alrededor de 620), pero difícil que alcance los 1.237 que le valdrían la nominación.