París - Sindicatos y estudiantes franceses sacaron ayer a las calles a entre 224.000 personas, según el Gobierno, y medio millón, según los organizadores, en el primer pulso ciudadano contra la reforma laboral francesa, que coincidió con una huelga en los ferrocarriles y en el transporte metropolitano de París.
En total, 175 manifestaciones, de acuerdo con el recuento de Interior, salieron en todo el país para clamar contra un proyecto de ley que flexibilizaría el despido y que consideran una regresión en los derechos laborales de los trabajadores franceses.
El movimiento contestatario tuvo en la parisina plaza de la República su punto principal de encuentro, donde el integrante del Partido Obrero Independiente Lévi Neldo aseguró que buscan “la retirada sin condiciones del proyecto de ley y la preservación del código laboral, centro de todos los logros de los trabajadores en Francia”.
Pancartas en favor de “trabajar menos para trabajar todos” y en contra del presidente, François Hollande -al que acusan de hacer lo que su predecesor y actual jefe de la oposición, Nicolas Sarkozy, “no se había atrevido”-, reforzaban la reivindicación de los manifestantes.
Para Interior, entre 27.000 y 29.000 personas se unieron a la manifestación de París, cifra que los sindicatos elevaron a 100.000. Más allá de las cifras de manifestantes, Hollande y el primer ministro, Manuel Valls, se ven confrontados por primera vez en la calle por gente de izquierdas, recuerdan ayer los medios franceses. Un movimiento que ha llevado a Hollande a intentar “desminar” el terreno al asegurar que se puede evitar la ruptura y subrayar que “hay que dejar tiempo a la discusión” porque “ya llegará la hora de la decisión”.
Copia de la española Esta primera manifestación es simbólica también por el peso que puedan tomar las siguientes, que podrían revivir las que en 2006 acabaron con el Contrato de Primer Empleo (CPE), medida estrella del plan del Gobierno de Dominique de Villepin contra el paro de los jóvenes. El texto contestado ayer, según el secretario general de Fuerza Obrera (FO), Jean-Claude Mailly, instaura “una lógica liberal” y se inspira en la reforma laboral española, mientras que Hollande defiende que Francia no copia “a otros europeos”, sino que “hace lo que tiene que hacer” para preservar su modelo social al tiempo que lo adapta.
El texto será presentado en Consejo de Ministros el 24 de marzo y no deroga las 35 horas semanales, pero flexibiliza el tiempo de trabajo y, según los críticos, las dinamita de facto con muchas opciones para superarlas sin penalizaciones. El plan baja los topes en la indemnización por despido improcedente y clarifica las reglas del despido por causas económicas. Para sus detractores, amplía y facilita las posibilidades de las empresas para recurrir a ese dispositivo a la hora de desembarazarse de empleados.
Frente al sector disidente socialista, que pide su reescritura, Sarkozy apuntó que hasta que no se conozca su versión definitiva no va a adelantar la postura de su grupo en la votación parlamentaria. Pese a todo, mostró poca confianza: “En el mejor de los casos, habrá habido mucho ruido y pocas nueces. En el peor, provocará un retroceso general”, dijo al diario Le Monde, donde aprovechó para denunciar que Hollande “paga las mentiras de su campaña de 2012”.
El proyecto llegará a la Asamblea y al Senado en abril y mayo, respectivamente, y la protesta de hoy no es más que un preludio de la gran manifestación y huelga general convocadas para el 31 de marzo y de la prevista este sábado para presionar al Gobierno durante las rondas de concertación. - Efe
Las indemnizaciones, a la baja. El plan rebaja los topes en la indemnización por despido improcedente y clarifica las reglas del despido por causas económicas. Facilita las posibilidades de las empresas a la hora de desembarazarse de empleados.xxx
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La propuesta mantiene la semana de 35 horas, pero permite a las empresas organizar calendarios sin seguir los convenios sectoriales, para ampliar los turnos a una semana de 48 horas semanales y 12 horas al día.