LAS VEGAS. Si Donald Trump fuera en sí mismo un espectáculo de Las Vegas (Nevada) -y tiene mucho de ello-, el suyo de esta noche sería probablemente el más deseado en la ciudad del pecado, nada que ver con el acto íntimo donde horas antes Ted Cruz trató de arengar a sus feligreses.
Gente haciendo cola en el Casino South Point desde la noche anterior como si de una banda de rock se tratase. Seguidores con figuritas de Trump, camisetas con mensaje ("Hillary For Prison 2016"), banderas estadounidenses a tropel y ganas de emociones fuertes.
Suena "Sirius", de The Alan Parsons Project, pero no para la presentación de un equipo de la NBA, sino para recibir al polémico alguacil del Condado de Maricopa (Arizona), Joe Arpaio, azote de los inmigrantes ilegales.
"Trump es el mejor candidato para América. Espero que la gente lo convierta en el próximo presidente de EEUU", afirmó Arpaio ante unas 5.000 almas ávidas de emociones fuertes y completamente entregadas a la causa.
Con una hora de retraso, aparece el candidato republicano a la presidencia. Da unos pocos pasos, se para y saluda al público antes de deslizarse por una plataforma con la soltura de Mick Jagger.
Domina la escena a su antojo. Gesticula, exagera, ironiza, bromea, descalifica e incluso insulta.
"A gente así la sacaban en camilla en el pasado", dijo después de que una persona fuera expulsada del recinto tras manifestarse en su contra. "Me dan ganas de soltarle un puñetazo en la cara", añadió.
Pero el público ríe a carcajadas. Cada frase lapidaria de Trump es vitoreada como si les fuera la vida en ello. Incluso con las ya conocidas sobre el muro que planea levantar en la frontera con México si se convierte en presidente, y con su consabida respuesta al papa Francisco.
"El Vaticano tiene unos muros muy grandes. Me gustaría usarlos como modelo para el mío. Quiero hacerlo más alto que la Gran Muralla China", manifestó.
Y así, tras una hora de proclamas sobre seguridad, el desempleo -considera que la tasa real se aproxima al 25 por ciento-, "el fracaso" de la reforma sanitaria de Barack Obama y la lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico -"no se les hace frente, se les destruye"-, Trump urge al público a votar mañana como si las encuestas no le dieran como claro favorito.
"Mejor que os preparéis. Vamos a ganar tanto que os vais a aburrir de ganar", finalizó.
Por la mañana, a 40 kilómetros al noroeste, a medio camino entre los neones de Las Vegas y el paraje rojizo de Red Rock Canyon, Ted Cruz mostraba las garras con un discurso incendiario en el centro comunitario Durango Hills, donde alrededor de 500 personas recibían como maná del cielo las proclamas del ultraconservador.
El senador por Texas dijo que, de ser elegido presidente, rescindirá "todas y cada una de las acciones ejecutivas ilegales e inconstitucionales" tomadas por Obama, y recordó la figura de Antonin Scalia, el fallecido juez conservador del Tribunal Supremo de Estados Unidos.
"Os doy mi palabra de que cada juez que designe para el Tribunal Supremo será un constitucionalista honrado y de principios que defenderá ferozmente los derechos de vuestros hijos y de los míos", apuntó.
Esa vehemente defensa de la Constitución es uno de los principales pilares en los que se sustentan sus seguidores. Así lo corroboraba Carla Fajardo, de 39 años, uno de los escasos rostros hispanos presentes en el mitin.
"Es el único candidato que ama al país y que tiene la Constitución como fundamento", sostuvo. "El país avanza gracias a la Constitución y hay que preservarla. Además, Cruz conoce la figura de Jesucristo. Por eso, aplicará las leyes con misericordia. Lo contrario sería ir contra su corazón", indicó.
Carla y su madre, Juana Solán, ponían el punto de color en una escena donde primaban los seguidores caucásicos, algunos venidos desde estados vecinos como Utah como es el caso de Linda Augdyn, de 65 años, que lleva a cabo tareas de voluntariado para la campaña de Cruz, yendo puerta por puerta pidiendo el voto para el político del Tea Party.
"Desde la llegada de Obama, este país se ha alejado cada vez más de la Constitución. Esa es la fundación de nuestra nación. Son los principios correctos a los que hay que regresar" señaló. Linda Ropert, de 60 años, asevera con la cabeza mientras escucha a su amiga.
"Cruz es honesto, es un hombre de Dios, como George Washington", valoró.
El discurso de Cruz afrontaba su recta final. El político comparaba la situación política actual del país con la de finales de la década de 1970, con Jimmy Carter en el gobierno. Enumeraba los males actuales y citaba sobre todo la economía y la política exterior, con énfasis en Rusia e Irán.
"Igual que entonces, hoy se ríen del presidente de EEUU. Eso me da optimismo porque todos sabemos cómo acabó aquello. Millones de personas se alzaron para protagonizar la revolución Reagan", explicó.
"El último legado de Obama será una nueva generación de líderes republicanos que luchan por la libertad, por la Constitución y por los valores cristianos que han hecho de este país el mejor del mundo", sostuvo.
El martes por la mañana será el turno de Marco Rubio para solicitar el voto horas antes de los caucus republicanos. Turno para comprobar si Nevada se guarda un as bajo la manga o si Trump hace saltar la banca.