el cairo - El atentado del grupo terrorista Estado Islámico (EI) que causó ayer casi 60 muertos en un barrio chií de Damasco pone en evidencia la dificultad de detener la violencia en Siria precisamente cuando Naciones Unidas intenta que las partes en conflicto se sienten a intentar negociar algún tipo de acuerdo en Ginebra.
Al menos 58 personas perdieron la vida, según el recuento del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, en varias explosiones registradas ayer en el suburbio de Sayida Zeinab de Damasco, al sureste de la capital siria y de mayoría chií. Entre las víctimas hay al menos 25 milicianos chiíes, que luchaban en el bando del presidente Bachar al Asad, que profesa esta rama minoritaria del islam, cuyos fieles han sido blanco de ataques anteriormente. La zona de Sayida Zeinab, donde se encuentra el santuario de esta figura religiosa destacada para los chiíes, es un lugar de peregrinación de los fieles de esta comunidad y cuenta con la protección del grupo chií libanés Hizbulá, que apoya a las tropas gubernamentales en el campo de batalla.
La rama de Estado Islámico en Damasco, denominada Wilayat Dimashq (Estado de Damasco), asumió la autoría del atentado contra “un nido de los apóstatas politeístas”, en referencia a los chiíes, según un comunicado difundido en foros yihadistas en Internet.
El Estado Islámico, que controla amplias zonas de Siria y representa ahora mismo uno de los principales obstáculos para poner fin a la violencia en este país, aseguró que el ataque causó la muerte de 50 personas y heridas a otras 120. Por su parte, la agencia oficial siria de noticias, SANA, cifró el saldo inicial de víctimas en 45 muertos y 40 heridos.
las explosiones La agencia, que citó a una fuente del Ministerio del Interior, detalló que tres explosiones tuvieron lugar en la zona de Ku Sudán, en Sayida Zeinab, y la primera de ellas fue provocada por un coche bomba que estalló en una parada de autobuses.
Después, dos “terroristas” hicieron explotar los cinturones que llevaban adosados al cuerpo cuando los ciudadanos se congregaron para ayudar a los heridos por la primera deflagración, añadió la agencia oficial siria.
Mientras, el Observatorio afirmó que solo se produjeron dos explosiones, la primera de ellas perpetrada por un suicida que detonó su cinturón de explosivos y la segunda por un coche bomba en un puesto de control de las fuerzas de seguridad sirias. El grupo terrorista Estado Islámico afirmó en su comunicado que “dos soldados del califato pudieron llevar a cabo dos operaciones suicidas” en la zona de Sayida Zeinab de Damasco. El Consejo de Ministros de Siria condenó los atentados, calificados de “cobardes” por la fuente anónima citada por SANA, la cual precisó que su objetivo es “elevar la moral de las organizaciones terroristas que están siendo derrotadas” por el Ejército gubernamental “en todas las regiones del país”. Asimismo, la fuente responsabilizó a los países que apoyan el terrorismo de lo ocurrido, aunque no precisó a qué Estados se refiere.
El Gobierno sirio suele denominar con la palabra “terrorista” a los grupos rebeldes armados, y no sólo a Estado Islámico y otras organizaciones radicales, y asegura que está luchando contra una “invasión” de su territorio por parte de extremistas extranjeros o apoyados por terceros países. Desde la ciudad suiza de Ginebra, el jefe de la delegación del Gobierno sirio para las negociaciones de paz, Bashar Jaafari, dijo en el marco de esa cita auspiciada por Naciones Unidas que el atentado demuestra la existencia de un vínculo entre la oposición y el terrorismo. - Efe