bruselas - Bruselas empezó ayer a volver a la normalidad, pese a seguir en alerta máxima de atentados terroristas, con la reapertura de las escuelas y de parte de las líneas de metro, aunque el fuerte dispositivo policial y militar recordó a los ciudadanos que la ciudad está aun lejos de recuperar la calma. La Fiscalía federal anunció que la Cámara del Consejo del Tribunal de primera instancia de Bruselas prolongó ayer por un mes la detención de A. Lazez, un hombre de 39 años originario de Marruecos a quien se acusa de participar en los atentados de París. Lazez, residente en el distrito de Jette, fue detenido el 20 de noviembre e inculpado por participar en actividades terroristas y asesinatos terroristas. Se sospecha que esta persona habría conducido por Bruselas después de los ataques de París a Salah Abdeslam, en busca y captura internacional por su supuesta implicación en esos atentados, aunque Lazez niega estos hechos.

Mientras, la presencia de policías en las escuelas, tras el refuerzo de la seguridad de estos establecimientos con casi 300 efectivos, no bastó para tranquilizar a muchos de los padres, y en la mayoría de los colegios faltaron ayer alumnos. Ante la situación de alerta, muchos establecimientos han modificado en los últimos días las normas de acogida de los alumnos, y en la mayor parte ya no se permite a los progenitores la entrada en los centros a fin de limitar al máximo el acceso de eventuales “intrusos”.

El diario Le Soir se hizo ayer eco de las quejas de padres de estudiantes que denunciaron la ausencia de refuerzos policiales en las escuelas, al tiempo que citó declaraciones en las que varios alcaldes de Bruselas reconocen que ningún colegio ha contado con una protección continúa. Según este medio, hay unos mil centros educativos en Bruselas, mientras que el despliegue de policías se habría limitado a unos 300 agentes.

Por otra parte, ayer Bruselas reabrió, aunque solo parcialmente la circulación del metro, interrumpida el pasado sábado cuando se decretó la alerta máxima en la región. Solo 35 de las 69 estaciones de metro en la capital belga reabrieron sus puertas, aquellas en las que se pudo garantizar la presencia de militares y policías.

En particular, se dio prioridad a los tramos más importantes por volumen de viajeros, en los que se desplegaron 200 policías y militares para reforzar la seguridad. El miedo se percibía en muchos de los viajeros, intranquilos por el hecho de utilizar un transporte que, según el propio primer ministro belga, Charles Michel, es un objetivo de los terroristas dispuestos a atacar en Bruselas.

Entretanto, el diario L’Echo aseguraba ayer que las operaciones policiales llevadas a cabo el pasado domingo y centradas sobre todo en la capital belga lograron evitar distintos atentados. Los investigadores disponen de indicaciones de que una red terrorista activa en territorio belga habría sido “desestabilizada” con las redadas llevados a cabo.

En paralelo, el ministro de Defensa, Steven Vandeput, anunció ayer en una comisión parlamentaria que el despliegue de militares que patrullan las calles de Bruselas para apoyar a la Policía ante la máxima alerta terrorista costará al país alrededor de 17,9 millones de euros. El Gobierno también informó de que los comercios se beneficiarán de medidas de apoyo por el impacto que la alerta haya tenido en sus negocios. - Efe