El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió hace unos días en su sede central para debatir sobre la situación de Yemen. No es de extrañar, pues organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF) habían lanzado informes e imágenes de “la hemorragia que no cesa” en el país bicontinental: cuatro de cada cinco yemeníes necesitan ayuda humanitaria inmediata, con 1,5 millones de desplazados y más de 4.000 muertos en apenas cinco meses. Además, Amnistía Internacional lanzó el martes un elaborado informe, advirtiendo de un “Sur de Yemen sembrado de indicios de crímenes de guerra”.
Un funcionario de Naciones Unidas dijo al Consejo de Seguridad el jueves que la escala de sufrimiento humano en la República de Yemen es “casi inabarcable”. Según citó Inter Press Service, el subsecretario general para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, Stephen O’Brien, enfatizó que la población civil se lleva la peor parte del conflicto. Y sentenció: “A menos que las partes beligerantes vayan a la mesa de negociaciones, pronto no quedará nada por lo que luchar”.
Solo en 14 horas, el viernes, murieron 43 civiles por bombardeos. Ese es el goteo incesante del que hablan las ONG, preocupadas por una situación extrema que parece empezar a competir con Siria o Irak. Una leve tregua por parte de la coalición árabe liderada por Arabia Saudí tuvo lugar a finales de julio, tras la muerte de 55 civiles en un bombardeo, pero fue como un vaso de agua en un océano: en los últimos años los ataques aéreos se suceden con “una flagrante desconsideración por la vida humana”, definió O’Brien. Amnistía Internacional (AI) especifica que tanto los bombardeos de la coalición liderada por Arabia Saudí como los perpetrados por grupos armados afines y hostiles a los huzis en Taiz y Adén “han causado un gran número de muertes entre la población civil, entre ellos decenas de niños, que podrían constituir crímenes de guerra”.
Así lo admitió la ONU el día 20: “Los niños han pagado un alto precio en el conflicto. 400 de ellos murieron, mientras que 600 de los 22.000 heridos también son menores de edad”. Save the Children señaló recientemente que más de 21 millones de personas requieren alivio urgente bajo forma de alimentos, combustible, medicinas, saneamiento y refugio. No hay que olvidar que el país de Oriente Medio se compone de 26 millones de habitantes. Hace una semana, MSF presentó un informe en el que hablaba de “una situación humanitaria insostenible entre combates y embargo” y “colapso del sector sanitario”.
larga historia de conflictos Ya en los años 70 hubo varios enfrentamientos entre Yemen del Norte y Yemen del Sur, con dos breves guerras civiles (1972 y 1979). Hasta 1990 no lograrán la reunificación. Pero el Sur nunca asumió esa unión, al sentirse perjudicado por ella. En 2011, cuando el mundo árabe se revolvió, los yemeníes se manifestaron contra el régimen de Ali Abdullah Saleh, el cual les reprimió con violencia. La situación política y social del país empeoró a lo largo de 2012, hasta que el presidente fue destituido. La rebelión yemení intensificó la degradación del país, y la entrada en él de Al Qaeda. Los últimos meses, desde el 26 de marzo, el Ejército ha estado combatiendo intensamente en el Sur para liberar ciudades que están bajo su control.
Se trata de uno de los países de Medio Oriente que conserva su composición tribal. Con la homosexualidad tipificada como delito, la situación de las mujeres ha ido fluctuando, pero no es equitativa.
“La población civil del Sur de Yemen se encuentra atrapada en el mortífero fuego cruzado entre los grupos locales y hostiles a los huzis sobre el terreno, y al mismo tiempo soporta la amenaza constante de los ataques aéreos de la coalición”, señaló Donatella Rovera, asesora general de AI para esta crisis. “Todas las partes de este conflicto han mostrado un desprecio implacable y gratuito por la seguridad de los civiles. Nuestro informe describe con espeluznante detalle el rastro terrible y sangriento de destrucción y muerte de los ataques ilegítimos cometidos por todas las partes en Taiz y Adén, que pueden constituir crímenes de guerra”, concluyó.
AI denuncia que España exportó armamento y material de defensa por valor de casi 500 millones de euros a Arabia Saudí y otros países de la coalición que bombardea Yemen. Y teme “que el material exportado pueda haber sido utilizado para cometer violaciones de Derechos Humanos, ya que no existen mecanismos efectivos de control de las armas exportadas”. En una visita de investigación al país en junio y julio, AI estudió ocho ataques aéreos de la coalición, que causaron la muerte de al menos 141 civiles e hirieron a 101 más, “en su mayoría mujeres y niños”. “Los indicios reunidos revelan un patrón de ataques dirigidos contra zonas densamente pobladas, incluidas viviendas civiles, una escuela, un mercado y una mezquita. En la mayoría de los casos no se pudo localizar ningún objetivo militar en las proximidades”, detalla la ONG.
AI denuncia que “las fuerzas de la coalición han incurrido en flagrante incumplimiento de las obligaciones contraídas en virtud del derecho internacional humanitario, al no tomar todas las precauciones necesarias para reducir al mínimo el número de víctimas civiles. Los ataques indiscriminados que ocasionan la muerte o lesiones a civiles constituyen crímenes de guerra”, afirmó Rovera.
AI investigó también 30 ataques perpetrados en Adén y Taiz por el grupo de los huzis, con el apoyo de fuerzas armadas y de seguridad leales al expresidente Abdulá Salé, y por grupos hostiles a los huzis. “Los enfrentamientos armados sobre el terreno entre unos y otros se saldaron con 68 muertos y 99 heridos entre la población civil”, analiza AI. “Los combatientes de ambos bandos emplearon sistemáticamente armamento poco preciso, incluidos cohetes tipo Grad, proyectiles de mortero y fuego de artillería, en zonas residenciales densamente pobladas, mostrando un desprecio absoluto por la seguridad de los civiles. Estos ataques indiscriminados pueden constituir crímenes de guerra”, indica la ONG.
sin recursos Amnistía pidió al Consejo de Derechos Humanos de la ONU que estableciera una comisión internacional para investigar imparcialmente dichos presuntos crímenes de guerra. Tras lo cual tuvo lugar el encuentro del pasado jueves 20 en Nueva York.
“A fecha de 4 de agosto, al menos 1.916 civiles han perdido la vida como consecuencia de los enfrentamientos armados en Yemen, según datos de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. El conflicto armado ha ocasionado la destrucción parcial o total de al menos 207 bienes de carácter civil, incluidas propiedades e infraestructuras”, expone AI.
“Es inaceptable que se bombardeen zonas de alta concentración de civiles donde las personas se reúnen y realizan su vida cotidiana”, manifestó hace días Colette Gadenne, coordinadora de MSF en Yemen. MSF habla de “una situación humanitaria insostenible, entre combates y embargo”, y especifica que este último afecta a “combustibles, medicinas, alimentos básicos y equipamientos médicos”. Las infraestructuras están “resultando tan dañadas, directa o colateralmente”, que se dan casos como el del 5 de julio, cuando los bombardeos sobre un mercado ocasionaron que apenas pudieran asistir a las víctimas, al estar el centro sanitario a 36 kilómetros.
“Ha sido terrible. Nunca hubiéramos imaginado que íbamos a recibir al mismo tiempo a tantas personas con lesiones tan graves” en un pequeño centro, narran desde MSF, que recuerda, como Acnur, el creciente número de yemeníes que engrosan las últimas oleadas de personas desesperadas que cruzan el Mediterráneo, a todo riesgo.