para la familia Kusbeh, del campo de refugiados palestinos de Qalandia, tirar piedras contra soldados israelíes equivale a jugarse la vida, después de que tres de sus hijos hayan muerto en esas circunstancias, el último hace sólo diez días.
Ese trágico suceso ha devuelto al debate público las acusaciones de que Israel tiene un gatillo demasiado fácil con los palestinos.
“¿Cómo espera Israel que sigamos viviendo en medio de este terrorismo contra nosotros? Estamos indignados, devastados”, se queja Um Thaer, madre de Mohamed, la última víctima de la familia.
Los hechos, que están siendo investigados por el Ejército israelí, ocurrieron el pasado 3 de julio, cuando el joven, de 17 años, recibió tres disparos en la cabeza, hombro y espalda, tras lanzar al menos una piedra a un vehículo militar que patrullaba en el territorio palestino ocupado de Cisjordania.
Su caso habría sido uno de tantos de no ser por las trágicas circunstancias de esta familia de la localidad de A-Ram, entre Jerusalén y Ramala, y porque quien efectuó los disparos fue un oficial de alto rango israelí, el coronel Yisrael Shomer, comandante militar de la región.
“Lo mataron a sangre fría y con ello mataron sus sueños y los de sus amigos”, denuncia Um Thaer, que en 2002 enterró a otros dos vástagos: Samer, de entonces 15 años, y Yaser, de 10, en un intervalo de apenas 40 días.
Los tres hijos fallecieron en entornos y circunstancias parecidas, las mismas en las que un cuarto hijo, Thaer, resultó herido por fuego israelí en 2007 cuando tenía 18 años.
El día que mataron a Mohamed era viernes de Ramadán y este se hallaba cerca del puesto de control militar de Qalandia, uno de los principales accesos a Ramala.
Allí se desarrollaba una de las habituales protestas de jóvenes palestinos que demandaban acceder a rezar en la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén Este.
Según explicó el Ejército israelí, “el comandante y sus fuerzas fueron atacados por palestinos que arrojaron piedras a su vehículo desde muy cerca. Temiendo un linchamiento que les pusiera en peligro mortal, salieron del vehículo y aplicaron la regulación estándar para detener a sospechosos”.
Sin embargo, la progenitora de Mohamed defiende que su hijo “no hizo nada” y que “acababa de terminar de rezar cuando decidió sumarse a sus amigos caminando hacia el chekpoint”.
Un vídeo grabado por una cámara de seguridad y difundido por la ONG israelí Betselem, demuestra aparentemente que el militar israelí no corría peligro en el momento de abrir fuego.
En el vídeo aparece Kusbeh huyendo del lugar tras arrojar una piedra contra un todoterreno militar y cómo salen dos soldados del vehículo y le disparan cuando este, presumiblemente, estaba de espaldas.
Testigos palestinos citados por Betselem aseguraron que el oficial israelí disparó a Kusbeh a una distancia de unos diez metros y que las tropas abandonaron el lugar dejándole malherido.
El padre del adolescente, propietario de un kiosco cerca de la escuela del cercano campo de refugiados, censura que el militar israelí lo quiso matar porque disparó solo a la parte superior del cuerpo.
“Le podría haber advertido disparándole en la parte inferior, pero parece que ese soldado odia a los árabes”, consideró.
En la misma línea se expresa el hermano del fallecido, Thaer, quien arguye que la única intención de Mohamed era acudir a Jerusalén para rezar en Al Aqsa.
“Llevaremos a la ocupación israelí ante la Justicia. Los demandaremos en las cortes israelíes e internacionalmente”, recalcó.
Después de defender la versión original del comandante, la Fiscalía Militar convocó al alto mando a interrogatorio bajo apercibimiento por mentir presuntamente en la descripción de los hechos, según se desprende del vídeo difundido.
En un artículo titulado Pena de muerte por tirar piedras, el periodista israelí Guideon Levy, del diario Haaretz, se muestra pesimista sobre que la investigación militar arroje resultados y cree que “se cerrará rápidamente por falta de interés, de pruebas, o ausencia de culpabilidad”.
“Solía creer que algún día habría paz. Los israelíes creen que somos todos terroristas y yo creo que son ellos, apoyados por Estados Unidos y Europa”, afirmó Thaer, el hermano de Mohamed. - Efe