Los jubilados griegos acudieron ayer masivamente a los bancos para cobrar parte de su pensión después de tres días de corralito, en las calles de una Atenas cada día más polarizada por el referéndum del domingo. Desde primeras horas de la mañana, miles de pensionistas se congregaron ante el millar de sucursales bancarias abiertas para abonar un máximo de 120 euros a los que solo disponen de cartilla.
El pago se reparte en tres días por orden alfabético, en una decisión de última hora que cogió por sorpresa a muchos jubilados. “Nos decían que íbamos a cobrar el lunes, luego el miércoles, luego por apellido, y ahora lo han vuelto a cambiar”, refunfuñaba un hombre mientras se alejaba.
Solo el Banco del Pireo prescindió de esta orden, provocando aglomeraciones ante sus edificios. “Yo he decidido no ir a cobrar mi pensión, había una cola enorme y preferí irme. Lo intentaré otra vez mañana”, aseguraba ayer Petros, un jubilado de 81 años. Al mismo tiempo, delante de la sede del Banco Nacional de Grecia, los jubilados presentaban, en actitud de súplica la identificación a los porteros para que les dejaran pasar. En el caso de María, de 80 años, no bastó ni con cumplir las condiciones, ya que al llegar a la puerta se encontró con la noticia de que su caja de pensiones no había transferido todavía su dinero al banco.
Se trataba de la de los autónomos, que anunció que, en lugar de lo prometido el viernes pasado, tan solo transferiría ayer la mitad de las pensiones a sus 370.000 asegurados, mientras que el resto se efectuará en los próximos días. “Ya vamos escasos de efectivo y lo hacen todo mucho más difícil”, manifestaba María.
Por su parte, la presidenta de la Unión Griega de Bancos, Luka Katseli, anunció que el pago estaba transcurriendo correctamente e informó de que, en caso de que fuera necesario, se extenderá el horario de apertura y se abrirán sucursales adicionales. Olga, de 66 años, culpaba de toda la situación actual de corralito al “chantaje recibido por la Unión Europea”. Tras su afirmación rápidamente se desarrolló un encendido debate sobre el referéndum del domingo, cuando los griegos están llamados a votar a favor o en contra de las medidas propuestas por los acreedores.