¿Qué ha ocurrido?

Agotado todo el margen negociador, la eurozona se enfrenta a la hora de la verdad en la que los griegos deberán decidir si su país acepta las condiciones de su salvamento financiero o, de lo contrario, abre la puerta para su salida del euro. La perspectiva de una ruptura de la unión monetaria europea era algo con lo que no contaron sus socios fundadores, una posibilidad de impredecibles consecuencias tanto para el euro como para el proyecto de la integración europea en general. En las últimas semanas, los socios del euro han maniobrado “in extremis” para lograr un acuerdo con Grecia y evitar una catástrofe, pues por primera vez ven peligrar realmente el principio de la irreversibilidad del euro, en el que se basa la confianza en la todavía joven moneda única europea, nacida en 1999.

¿Habrá un efecto contagio?

Se teme que una salida de Grecia del euro tenga un efecto de contagio en otros países con deuda pública elevada y con partidos euroescépticos al alza. Los líderes del euro, con posiciones más o menos intransigentes hacia Atenas como ocurre con Alemania, Austria, Finlandia u Holanda, más ortodoxos, o los más receptivos Francia e Italia, intentan evitar la ruptura. Por ello, respaldan la última propuesta de las instituciones a Grecia que incluye una prórroga de cinco meses y financiación suficiente para evitar la quiebra del país, pero ya ha sido rechazada por Atenas. Mientras para la canciller de Alemania, Angela Merkel, esa oferta es “extremadamente generosa”, Tsipras la ha interpretado como el enésimo “chantaje y ultimátum” europeo.

¿Podrá Tsipras mantener la convocatoria del referéndum? El último primer ministro griego que intentó someter a referéndum un plan de rescate fue George Papandreu, del Partido Socialista Panhelénico (PASOK). Fue en 2011 y a los pocos días se vio obligado a enterrar su idea y a dimitir. Una rebelión de sus propios ministros, las quejas de la oposición y la presión internacional hicieron desistir a Papandreu. Aunque la idea era preguntar al pueblo griego sobre las condiciones del rescate, la consulta pronto se planteó como un referéndum sobre la pertenencia de Grecia a la zona euro. Aquí se abren varias incógnitas.

a) ¿Resistirá Tsipras la presión política que sufrirá en casa, por plantear una consulta que, en la práctica, puede interpretarse como un sí o un no a pertenecer a la zona euro?

b) ¿Llegará el sistema bancario griego en pie hasta el domingo? Aquí todo depende del BCE .

¿Cuáles son los próximos compromisos de pago de Atenas? El 30 de junio no era solo la fecha límite para la extensión del segundo rescate a Grecia. Ese día está marcado en rojo en el calendario del Gobierno heleno porque debe pagar 1.600 millones de euros al FMI. El país decidió agrupar todos sus pagos de este mes a finales de junio, para ganar así tiempo y avanzar en pos de un acuerdo que le permita cumplir con sus obligaciones de pago. El 20 de julio, el país debe devolver al BCE un tramo del rescate en un pago que da inicio al intenso calendario de compromisos de Grecia en verano.

¿Qué pasa si hay un ‘default’ el próximo martes?

Grecia debe abonar 1.600 millones de euros al FMI el próximo 30 de junio. Si no paga, pero hay un acuerdo con los socios del euro y el dinero para hacerlo se prevé para los próximos días, no tendría porqué haber demasiadas consecuencias. Si, en cambio, el impago se produce porque se han roto las negociaciones y no hay perspectivas de enderezarlas, la situación cambia. Un impago al FMI obligaría al fondo de rescate de la UE (que ha prestado 133.000 millones de euros a Grecia) a considerar la posibilidad de reclamar un pago acelerado del préstamo. El BCE, por su parte, debería reconsiderar su provisión de liquidez a la banca griega, ya que la solvencia de sus bancos depende de activos respaldados o avalados por el Estado griego, que, a efectos prácticos, se habría demostrado insolvente. En cualquier caso, ninguna de las dos decisiones, ni la del Mecanismo Europeo de Estabilidad ni la del BCE, es automática. Se decidiría en función de las circunstancias.