saná - La coalición árabe continuó ayer bombardeando posiciones rebeldes pese al anuncio de ayer del fin de sus operaciones aéreas contra las milicias hutíes del Yemen, que han instado a la reanudación del diálogo político bajo el auspicio de las Naciones Unidas. Las fuerzas árabes, lideradas por Arabia Saudí, atacaron ayer un cuartel en la ciudad de Taiz, en el suroeste del Yemen, y un depósito de armas cerca de la capital, Saná. El cuartel en Taiz, leal al presidente Abdo Rabu Mansur Hadi y sede de la Brigada 35 de Blindados, fue blanco de un ataque aéreo poco después de ser ocupado por milicianos hutíes y fuerzas militares afines. Varios residentes de la localidad dijeron que los hutíes bombardearon esta madrugada con tanques el cuartel y obligaron a las tropas de la brigada a emprender la huida.

Ese ataque causó la muerte de varios soldados y heridas a otros, aunque no se ha hecho pública una cifra exacta de las víctimas.

En Saná, fue bombardeado de madrugada un depósito de armamento a las afueras de la localidad, mientras que barcos de la coalición atacaron también ayer posiciones de los hutíes en la ciudad portuaria de Adén, en el sur del país.

Pocas horas antes, el portavoz de la coalición árabe, Ahmed al Asiri, había anunciado en Riad el fin de la operación Tormenta de Firmeza tras alcanzar el objetivo de eliminar el potencial militar de los rebeldes chiíes y su amenaza a la seguridad regional, aunque advirtió de que seguirían las “operaciones militares (...) mientras los países de la coalición lo consideren necesario”. Al Asiri anunció que comenzaría una nueva fase de la operación en el Yemen, bautizada como Devolución de la Esperanza, cuyo objetivo será reconstruir el Yemen y supervisar el proceso de transición.

posible invasión La víspera, el rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdelaziz, ordenó a la fuerza terrestre de la Guardia Nacional que participe en las operaciones de la coalición árabe contra los rebeldes hutíes en el Yemen, informó la agencia oficial saudí, SPA. En un encuentro con estas fuerzas en Riad, el ministro de la Guardia Nacional, Mutib bin Abdalá, afirmó que las tropas “están totalmente formadas y preparadas para apoyar la misión de la coalición árabe, que tiene el objetivo de devolver la estabilidad y seguridad al pueblo yemení”.

Los hutíes pidieron la reanudación del diálogo político bajo el auspicio de las Naciones Unidas, una vez que se produzca “el cese completo de la brutal agresión”, como califican la operación aérea liderada por Arabia Saudí. “Hacemos hincapié en la necesidad de detener las agresiones de forma completa y definitiva”, demandó el movimiento chií en un comunicado, en el que también insistió en que “los bombardeos no han cesado hasta ahora”. Los rebeldes exigieron “levantar el asedio a la población yemení en su totalidad”.

El expresidente Alí Abdalá Saleh, aliado de los hutíes, expresó, en su cuenta oficial de la red social Facebook, su confianza en que el fin de la operación árabe suponga el cese de las “opciones de la fuerza y la violencia” y demandó que “todos ayuden al retorno del diálogo para tratar los problemas” en el país.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), sin embargo, no confía en que la situación sobre el terreno cambie a corto o medio plazo.

“Esperemos que la situación mejore, pero, honestamente, no soy muy optimista porque los problemas políticos que son la causa primigenia de múltiples conflictos que coexisten no han sido resueltos”, afirmó en rueda de prensa el coordinador regional para Oriente Medio del CICR, Robert Mardini.

El responsable de la organización, que ha visitado recientemente el Yemen, comentó que desde el punto de vista político todo es muy confuso y calificó la situación humanitaria de “catastrófica”. La población, por su parte, recibía el anuncio de Arabia Saudí con alegría y esperanza en poder recuperar la normalidad, e incluso regresar a sus casas, pero también con mucha cautela, debido a la reanudación de los ataques en Saná y Taiz.