Saná - Los bandos rivales de Yemen luchan calle por calle para hacerse con el control de la ciudad meridional de Adén, el epicentro de un intenso conflicto que mantiene en el aire la posibilidad del envío de la ayuda humanitaria necesaria para sus víctimas. Ahmed al Asiri, el portavoz de la coalición árabe, liderada por Arabia Saudí y que está atacando posiciones de los rebeldes chiíes hutíes, explicó ayer en su rueda de prensa diaria en Riad que el objetivo principal de las fuerzas es implantar la seguridad en Adén. Además, acusó a los miembros del grupo chií de bombardear zonas civiles y también hospitales en esa ciudad. Como parte de este objetivo, aseguró Al Asiri, la coalición árabe está “atacando a toda agrupación de fuerzas que apoye a los hutíes”, entre las que incluyó a las partidarias del expresidente yemení Alí Abdalá Saleh, para evitar la llegada de refuerzos a Adén.

En ese sentido, milicianos tribales y otras fuerzas leales al actual mandatario del país, Abdo Rabu Mansur Hadi, avanzaron ayer desde varios puntos del país hacia Adén, con el objetivo de defenderla de los milicianos hutíes. Según fuentes tribales, los refuerzos llegaron desde las provincias de Abien y Shebua, al este de Adén, y desde Lahesh y Taiz, al norte. Ayer, los combates en la ciudad se centraron en el barrio de Al Muala, donde está ubicado el principal puerto de Aden.

sITUACIÓN HUMANITARIA Estas circunstancias de violencia han provocado que la ya de por sí complicada situación humanitaria que vivía Yemen antes del conflicto haya empeorado hasta límites casi insostenibles, sobre todo, debido a las dificultades que tienen las ONG internacionales de enviar ayuda al país. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) informó hoy de que está llenando un avión de carga en Ammán con 24 toneladas de material médico para tratar a 1.500 heridos y explicó que espera que el contenido llegue mañana.

Además, el portavoz de la coalición árabe señaló que también se está esperando la llegada de un barco procedente de Yibuti con ayuda humanitaria. Hoy, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó de que al menos 549 personas han muerto y otras 1.707 han resultado heridas desde el pasado 19 de marzo, cuando los hutíes bombardearon el palacio presidencial de Adén, donde estaba refugiado Hadi tras haber huido de Saná, tomada por los rebeldes chiíes.

“Los datos con los que contamos incluyen lo que se ha registrado desde el 19 de marzo hasta el 3 de abril, pero sabemos que es una estimación a la baja y que hay más víctimas que no se han podido contabilizar”, subrayó en una rueda de prensa en Ginebra el portavoz de la OMS, Christian Lindmeier. De entre las víctimas, 217 fallecidos y 516 heridos son civiles.

Muertes civiles Esas cifras no incluyen a los tres estudiantes que, según informaron varios testigos a Efe, perdieron la vida en los bombardeos que la aviación de la coalición árabe llevó a cabo en la base militar de Hamza, controlada por los partidarios de los hutíes y ubicada cerca de una escuela en la ciudad de Eb (centro). Este cuartel es una base de la antigua Guardia Republicana, que es leal al expresidente Ali Abdalá Saleh y combate junto a los milicianos hutíes. Desde que comenzó el pasado 26 de marzo la ofensiva de la coalición árabe, han sido numerosas las denuncias de que los bombardeos han causado víctimas civiles.

Diariamente, ambos bandos se cruzan acusaciones sobre la responsabilidad de estas muertes. Por un lado, los rebeldes aseguran que la coalición lleva a cabo bombardeos sobre lugares residenciales; y por otro, las fuerzas árabes culpan a los hutíes de esconderse entre los civiles e incluso de utilizarlos como escudos humanos. En ese juego de acusaciones, Al Asiri aseguró tener pruebas “que muestran a los iraníes entrenando a los jóvenes (en alusión a los hutíes) a pilotar aviones”.

Además, subrayó que el Gobierno yemení también tiene evidencias de que los rebeldes chiíes han conseguido armas de Irán, a quien acusó, junto al grupo chií libanés Hizbulá, de ayudar en el entrenamiento de las milicias hutíes. Sea como fuere, lo cierto es que, en doce días de continuos bombardeos, la coalición árabe no ha logrado detener el avance de los rebeldes chiíes, que ayer se hicieron con el control del puerto de Adén, de importancia estratégica debido al paso de barcos en el estrecho de Bab el Mandeb en dirección al Canal de Suez, en Egipto.

En ese sentido, Al Asiri afirmó que “la operación sigue los planes trazados” e insistió en que “dos semanas es poco para una campaña militar”. Además, subrayó que no se están enfrentando “a un ejército regular sino a una milicia”. En ese sentido, el líder de Hizbulá -que rechaza la intervención árabe-, Hasan Nasralá, afirmó en una entrevista a la televisión siria Al Ijbariya que Arabia Saudí “fracasó, de modo rotundo, en cambiar la situación sobre el terreno” en el Yemen.