islamabad - Entre escenas de dolor y duelo, Pakistan enterró ayer a sus muertos en el asalto a una escuela, en el que fueron asesinados 132 estudiantes, en una jornada en la que el Gobierno levantó la moratoria sobre la pena de muerte en los casos de terrorismo y reafirmó su determinación en la guerra contra los talibanes.
Banderas a media asta, vigilias, pequeños ataúdes rodeados de muchedumbres en entierros y lágrimas protagonizaron la jornada en un país parcialmente paralizado, con escuelas e instituciones gubernamentales cerradas en algunas zonas, entre ellas Islamabad.
Las reacciones a uno de los peores ataques que recuerda un país acostumbrado a la violencia no se hicieron esperar y el primer ministro, Nawaz Sharif, anunció que la moratoria que se venía prorrogando desde 2008 para no aplicar la pena de muerte no tendrá vigencia para los acusados de terrorismo.
“El mayor problema que tenemos ahora es estos terroristas que han sido arrestados... ¿Cómo debemos lidiar con ellos”, afirmó Sharif en una rueda de prensa tras anunciar que éstos no estarán amparados por la medida que mantiene las ejecuciones en suspenso, aunque los tribunales paquistaníes sigan sentenciando a muerte.
8.000 condenados a muerte Amnistía Internacional calcula que unas 8.000 personas están en el corredor de la muerte en las cárceles paquistaníes por alguno de los 28 delitos para los que está prevista la pena capital.
“¿Cómo deben concluir sus juicios? ¿Qué castigo se debe aplicar?”, se preguntó el mandatario. Sharif, además, se mostró contundente en su promesa de guerra abierta a los talibanes, asegurando que la batalla contra los insurgentes está “logrando sus objetivos”.
“Nuestra resolución ha alcanzado nuevas cotas; las operaciones continuarán hasta exterminar a los terroristas”, dijo Sharif, al anunciar un encuentro ayer mismo de su alto mando militar con su homólogo en Kabul. En esa reunión se discutirá con líderes afganos sobre cómo coordinar operaciones contra los insurgentes talibanes que operan en las porosas zonas fronterizas entre ambos países.
El luto y el dolor también lograron abrir un paréntesis en la tensión política que acompaña la vida en Pakistán y miembros de los principales partidos participaron en una reunión liderada por el primer ministro. - Efe