ISLAMABAD. Pakistán amaneció hoy de luto, con banderas a media asta, colegios cerrados y el inicio de los funerales, tras la masacre talibán en una escuela de Peshawar (noroeste), con 148 muertos y 131 heridos, la mayoría niños, en uno de los peores ataques insurgentes en el país asiático.
Vigilias con velas y rezos en mezquitas en honor a los fallecidos se sucedieron a lo largo de toda la noche en diferentes ciudades paquistaníes, mientras en Peshawar comenzaron los ritos funerarios que se llevarán a cabo hoy de forma conjunta entre fuertes medidas de seguridad.
En esa localidad, capital de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, colindante con las zonas tribales en las que se refugian los insurgentes y escenario habitual de atentados, cerraron todas los centros educativos, mientras que en Islamabad las instituciones gubernamentales no han abierto, de acuerdo con los medios locales.
El Gobierno se reúne hoy con los principales partidos políticos para discutir la situación tras el ataque, que el primer ministro, Nawaz Sharif, calificó de "tragedia nacional", tras declarar tres días de luto.
El líder del opositor Pakistan Tehreek-e-Insaf (PTI), Imran Khan, que ha encabezado las protestas y movilizaciones en las calles contra el Gobierno, también estará presente en ese encuentro.
El ataque se produjo ayer por la mañana, cuando un grupo de insurgentes vestidos con uniformes del Ejército entró en un colegio gestionado por el Ejército en Peshawar, comenzando una jornada de terror que duró ocho horas hasta que las fuerzas de seguridad se hicieron con el control del complejo educativo.
Según los relatos de testigos y fuentes oficiales, los atacantes fueron de clase en clase disparando y lanzado granadas a estudiantes y profesores dejando un reguero de muertos.
En total 132 estudiantes y 9 empleados del colegio murieron, mientras que 122 resultaron heridos.
También fueron abatidos los siete terroristas dentro de la escuela.
El principal grupo talibán pakistaní, el Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), reivindicó el ataque y lo justificó en que para el "Ejército nuestras familias son objetivos" en las operaciones militares lanzadas contra los insurgentes en las zonas tribales de Waziristán del Norte y Khyber.
El ataque, uno de los peores en el país asiático en los últimos años, ha generado un enérgico rechazo internacional, con condenas del presidente de EEUU, Barack Obama, y los mandatarios de la India, Narendra Modi; Afganistán, Ashraf Gani, y el coordinador de Naciones Unidas en Pakistán, Timo Pakkala.