Bucarest - Rumanía decidirá dentro de dos semanas, en la segunda y definitiva vuelta de las elecciones presidenciales, entre su actual primer ministro, el socialdemócrata Victor Ponta, y el candidato liberal Klaus Iohannis, una figura opositora emergente. Con el escrutinio casi completo, la ventaja de Ponta se sitúa en cerca de los diez puntos porcentuales, con el 40,3% de los apoyos frente al 30,4% de Iohannis, indicó ayer la Oficina electoral rumana tras el recuento del 98% de la papeletas emitidas en los comicios del domingo.

El hecho de que estos dos candidatos pasen a la ronda electoral definitiva del 16 de noviembre, como ya habían anticipado las encuestas, agudizará según algunos analistas la división entre los dos grandes bloques políticos del país, el centroizquierda y el centroderecha.

Ponta es un antiguo fiscal y presidente del partido más importante del país, el socialdemócrata PSD, mientras que Iohannis es alcalde de Sibiu y desde junio pasado líder del liberal PNL, la segunda fuerza parlamentaria. “Se enfrentará un candidato del sistema político tradicional como Ponta y otro dedicado más a la función pública como Iohannis”, explicó el escritor y periodista Emil Hurezeanu. Tras conocer el domingo los sondeos a pie de urna, que le daban una amplia ventaja, Ponta expresó su esperanza en poder convertirse, con 42 años, en el presidente más joven de la democracia rumana. Confiado en su próxima victoria, Ponta dijo incluso que hoy anunciaría a las personas que dirigirán el Gobierno cuando asuma la jefatura del Estado.

Ihoannis, por su parte, destinó sus propuestas en especial al estrato social de este país balcánico que desea superar los restos del clientelismo instaurado durante el anterior régimen comunista.

Este político, de 55 años y perteneciente a la minoría alemana, aseguró poco después de conocer que disputará la segunda vuelta que es el único que puede garantizar “la independencia de la justicia y el Estado de derecho”, en alusión a los escándalos de corrupción que han salpicado a los socialdemócratas. Aunque Ponta se ha comprometido a fortalecer el sistema judicial, sus frecuentes acusaciones contra la fiscalía anticorrupción de actuar de forma sesgada han despertado algunas críticas.

Pese a todo, el analista Cristian Ionescu no cree que los rumanos tengan que optar entre un candidato relacionado con el pasado comunista (Ponta) y uno anticomunista (Iohannis). “Elegirán entre un representante dinámico, casi demasiado joven para un partido tan grande como el PSD, y un buen gestor, pero poco conocido en la política nacional”, declaró el experto. Para poder asegurarse la victoria en la segunda ronda, Ponta necesita hacerse con el apoyo de los votantes del ex primer ministro Calin Popescu. - Efe