edimburgo - Uno de los pilares que sostiene el debate sobre el referéndum de independencia es, sin duda alguna, la economía. Dada su importancia, 2.000 pequeñas y medianas empresas constituyeron hace un tiempo una plataforma llamada Business For Scotland (Negocios por Escocia). Integrada en la campaña independentista, sus miembros defienden que la única manera de conseguir una economía floreciente que termine con las desigualdades del país es la separación. Su portavoz, David Brook, (Irvine, 1966), incide en que “mirando alrededor vemos que los países más exitosos son pequeños y con ciudadanos bien educados”. Además, descarta la dependencia sobre el petróleo y asegura que el crudo es únicamente “un extra” en las finanzas de Escocia.

¿Por qué era necesario un grupo como Business For Scotland?

-Primero, para dar a conocer las tremendas oportunidades de negocio que habría en una Escocia independiente. Y, segundo, sobre todo, porque creemos que es importante que la ciudadanía pueda tener acceso a un análisis frío de las posibilidades económicas.

¿Existen menos oportunidades como miembros de Reino Unido?

-Cuando empiezas un negocio, lo primero que se hace es mirar a tu alrededor. Si hacemos eso, veremos que de los 10 países económicamente más potentes, 8 son pequeñas democracias parecidas en tamaño a la nuestra. Es decir, el modelo que funciona es una sociedad no muy grande y bien educada. Por otro lado, desde el punto de vista del marketing, tenemos pocas empresas cuyas sedes estén aquí. Eso es porque Reino Unido no nos promociona lo suficiente por lo que tener nuestra propia marca podría ser muy beneficioso.

Sin embargo, algunas empresas ya han mencionado que dejarían Escocia si se separara.

-En el caso del Royal Bank of Scotland (RBS) lo que ocurre es que, realmente, es una compañía inglesa ya que el 90% de sus empleados están en Londres. Aun así, nadie va a despedir a los trabajadores escoceses porque están ya formados y son competentes. Por su parte, sobre la aseguradora Standard Life, su director hizo el mismo comentario cuando se devolvió el Parlamento a Escocia. Es miembro del Partido Conservador, así que el problema es que son gente “de partido”. Si se quitara la política, los argumentos serían bien distintos.

Usted asegura que uno de esos argumentos es que Escocia florecería tras la independencia. ¿En qué sentido?

-Incluso los propios unionistas admiten que el país sobreviviría. Sin embargo, el reto está en tener una economía ascendiente con buenos sistemas públicos y salarios altos. Nosotros ya tenemos salarios altos, aunque también áreas muy deprimidas. Para acabar con esta desigualdad necesitamos una red fuerte de negocios. El problema es que el 70% de las empresas del país tienen uno o dos empleados y, debido a las políticas de Westminster, no crecen. Por eso, la independencia nos daría las herramientas necesarias para poder desarrollar estas industrias.

¿No sería suficiente con la ampliación de poderes fiscales prometida por los unionistas?

-Hemos escuchado que “igual ocurre esto o lo otro” pero en el mundo de los negocios necesitas acciones, un calendario de trabajo, impacto de las propuestas? y no ha habido nada de eso. Son todos planes vagos y que dejan dudas sobre cómo se pondrán en marcha o si se podrán mantener esas condiciones para siempre. Además, incrementar los poderes fiscales no va a darnos más poder sobre la economía. Es decir, poder modificar el IRPF es importante, pero no se puede controlar el sistema teniendo poder solo sobre una parte menor de la economía.

Una de las grandes dificultades con las que se han encontrado los nacionalistas escoceses es la negación del Gobierno británico a una “zona esterlina”. ¿Qué opina al respecto?

-Lo veo más como una estrategia de negociación. Al fin y al cabo, si se vota a favor, después habrá que negociar las condiciones con Londres y éste parece el primer paso posicionándose ellos mismos de cara a este debate. De todas formas, el Gobierno no dijo que no pudiéramos seguir con la libra, sino que ellos no estarían dispuestos, que es distinto. Lo cierto es que mantener la moneda sería lo mejor tanto para Escocia como para Reino Unido y, desde luego, no permitir ese acuerdo carece de sentido económico.

Otro de los puntos fuertes del debate es la dependencia de Escocia hacia el petróleo.

-Esa es la táctica del no, asustar con la dependencia hacia el crudo. Pero no es así, nuestro principal sector económico es el de la comida y la bebida, como el whisky. Sí es cierto que el petróleo puede desaparecer en medio siglo, pero por lo menos tenemos ese tiempo para desarrollar energías alternativas. Dicen que es volátil pero Londres depende completamente de un sector como el financiero. Sus sedes se pueden trasladar de país, eso es volatilidad, nuestro petróleo se quedará aquí siempre.

En cualquier caso, ¿podría el cambio de precios en el petróleo condicionar la economía?

Tampoco. Si quitáramos las reservas de gas y petróleo, el PIB escocés sería parecido al que actualmente tiene Reino Unido. Esto demuestra que se trata de un “extra”, más que de una parte vital de nuestra economía.