kiev - La ofensiva ucraniana contra los bastiones insurgentes prorrusos en el este del país se atascó ayer en víspera del encuentro en Varsovia entre el nuevo presidente ucraniano, Petró Poroshenko, y su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama. Las fuerzas gubernamentales no han logrado vencer la resistencia de los rebeldes en las regiones de Donetsk y Lugansk cuando se cumplen casi dos meses de sublevación y los muertos ascienden ya a 181. "En total, en las regiones de Donetsk y Lugansk han muerto 181 personas, entre ellas 59 militares, como resultado de las acciones antiterroristas", anunció ayer el fiscal general del país, Oleg Majnitski, en rueda de prensa.

Según medios locales, Poroshenko podría declarar el estado de guerra en las regiones rebeldes tras ser investido como presidente el sábado, en un intento de facilitar la labor de las fuerzas gubernamentales.

No obstante, el desánimo también cunde entre la población como demuestra el hecho de que decenas de personas han bloqueado una unidad militar en la región occidental de Lvov para impedir la movilización de reclutas a las zonas de combate.

En un intento de recuperar la iniciativa, el Ejército lanzó de madrugada un ataque contra la irreductible localidad de Slaviansk con la ayuda de varias columnas de tanques y vehículos blindados. "En la zona de Semionovka (a las afuera), varios disparos con lanzagranadas de los terroristas impactaron en nuestros blindados, que resistieron", escribió en su Facebook el ministro de Interior de Ucrania, Arsen Avakov.

Según el ministro, las tropas ucranianas destruyeron varios puntos de control y fortificaciones erigidas por los milicianos en los accesos a esta ciudad de poco más de cien mil habitantes. Mientras, en la vecina Kramatorsk, fuerzas ucranianas y milicianos bien pertrechados combaten desde la noche en las inmediaciones del aeródromo militar. A su vez, la aviación destruyó ayer un campamento y varios puestos de control de los rebeldes en Lugansk, según el presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchinov.

Por otra parte, los rebeldes han vuelto a rodear la comandancia de la guardia fronteriza no lejos de la frontera rusa, donde ayer murieron cinco milicianos al intentar asaltar la unidad, por lo que un nuevo ataque podría ser inminente, según medios locales.

Los prorrusos de Slaviansk afirmaron ayer que habían derribado un caza, un helicóptero y varios blindados de la infantería pesada del Ejército. "Hemos derribado un caza SU-25 (Sujói) del Ejército ucraniano. También destruimos un helicóptero, varios tanques y un vehículo blindado de las tropas", afirmó el alcalde de la ciudad, Viacheslav Ponomariov. Agregó que la Guardia Nacional impide abandonar la ciudad a un autobús con unos 80 niños a bordo.

"Nunca hemos visto un bombardeo tan fuerte", dijo a la agencia uno de los testigos de la ofensiva lanzada por las autoridades de Kiev.