Bilbao - Habían ganado hace 18 meses y gobernaban en minoría. Las encuestas comenzaron a darles opciones de lograr la mayoría absoluta y adelantaron las elecciones. El resultado fue la mayor debacle electoral del Partido Quebequés en los últimos 40 años.
¿Le ha sorprendido el resultado?
-La victoria liberal, no. Lo que me ha sorprendido es la mayoría absoluta y aplastante que ha obtenido. Tras nueve años de gobierno, les habían echado hace año y medio ya ahora vuelven con una fuerza sorprendente. La debacle del Partido Quebequés ha sido enorme y van a tardar años en recuperarse, además los otros dos partidos independentistas comienzan a comerles terreno. -Coalition Avenir Québec (CAQ) y Québec solidaire (QS)-. Marois ha cometido muchos errores y uno ha sido anticipar las elecciones. Debería haber agotado los cuatro años y haber hecho pedagogía política ante las nuevas generaciones que han visto su gestión como etnonacionalista, clarificar el proyecto quebequés y, al final, ver los resultados.
Tan mal ve el futuro del gran partido nacionalista...
-Sí, porque ha desdibujado su proyecto y es incapaz de recuperar la ilusión que generó en los años 70 y 80. Nacieron como socialdemócratas con conciencia social y ahora aplican recortes y buscan el déficit cero. No conectan con aquellos que impulsaron los referéndums y tampoco con las nuevas generaciones que tienen el consumo como su prioridad fundamental. El PQ tiene un problema que no tienen ni el PNV ni CiU, aunque podrían llegar a tenerlo. PNV y CiU se alimenta de sustratos que el PQ no tiene, de una cultura y unos valores nacionales que aquí los están perdiendo. Antes un quebequés era quebequés y no se sentía en absoluto canadiense, como allí el vasco que no se siente español. Y eso aquí se ha ido flexibilizando tanto que...
Cuando Marois anticipó las elecciones, las encuestas le daban mayoría absoluta. ¿Que pasó en esos 37 días?
-Uno de los motivos por lo que ha ocurrido el descalbro sería el fichaje del magnate de la prensa Karl Péladeau. Este es un tipo multimillonario, explotador y antisindical con el que el Partido Quebequés rompía su tradición socialdemócrata. Y es que al PQ no le hacen falta enemigos, se autodestruye solo. Ha hecho una campaña errática en la que no ha sabido hacer frente a las críticas liberales. El Partido Liberal decía que un triunfo del PQ traería un nuevo referéndum independentista, algo que no tenían claro ni los propios dirigentes del PQ y a lo que no supieron responder con coherencia y rotundidad. Aparecía como un partido de centroderecha y para eso ya estaba el PL. Los votantes indecisos eran muchos y además aquí no funciona la proporcionalidad, es como en el sistema británico. El PL ha logrado la mayoría absoluta con el 40% a favor y el 60% en contra.
Si hace solo 18 meses ganó el PQ, ¿qué es lo que ha hecho mal?
-Ganó casi más por demérito liberal que por acierto propio. Lo que pasa en Quebec es que en la conciencia colectiva, el PQ es una opción del pasado, la cuestión soberanista ya no interesa a la mayoría de la población francófona. Sobre todo a los jóvenes. El PQ tuvo su esplendor en los años 70 y 80 de la mano de la generación del 'baby boom' que ahora tienen entre 60 y 75 años. A los jóvenes ya no les interesa. Mira, un día en clase estábamos dando una asignatura sobre identidades culturales en el mundo y propuse a mis alumnos, que tienen entre 22 y 26 años, hablar del nacionalismo quebequés y me quedé sorprendido cuando me respondieron que preferían hablar de otra cosa, que ese tema no les interesaba. No han sabido conectar con la juventud.
Ni con la juventud ni con...
-Es que no tienen un proyecto claro de sociedad, antes eran un partido socialdemócrata y nacionalista y ahora hacen políticas neoliberales y han dejado el nacionalismo en la nevera sin saber ahora cómo reactivarlo. Se han instalado en una política posibilista, ahora neoliberal. Incluso la líder, Pauline Marouis es una mujer que aparece ante la sociedad como antipática y sin carisma. La prueba es que ni siquiera ha salido elegida en su circuncripción. Al final no consiguen conectar con las nuevas generaciones.
Y su acción de Gobierno, cómo la ven los quebequeses...
-Ha habido una medida que ha sido un tremendo error y que, claramente ha influido en el resultado. Algo que los intelectuales ya les habían advertido. Insistieron en sacar adelante lo que llaman la Carta de Valores. Algo que impulsaron por temor al islam, al que consideran un peligro. Por eso la Carta de Valores incide en el laicismo y en los valores quebequeses tracionales. Esto supone un choque entre la antigua identidad y la nueva. Esta es una sociedad plurar en la que envejecen sus tradiciones y a las nuevas generaciones se suman unos 45.000 emigrantes al año. Son gente de alto nivel cultural (la condición para acertarlos es que tengan estudios superiores) que vienen de países francófonos como Argelia, Marruecos y la propia Francia. Muchos son musulmanes y sus mujeres llevan el pañuelo. Y eso a algunos les asusta.
¿Puede recuperarse el proyecto quebequés?
-Es difícil. Tras la dimisión de Marois se abre la lucha por la sustitución, que se prevé encarnizada y de la que no parece vayan a salir fortalecidos. Además de lograr un líder con carisma habría que volver a consolidar el proyecto, buscar elementos de unión nacional, símbolos, historia.., que aquí, en una sociedad postmoderna, están olvidados y sustituidos por el consumo. Existe la teoría del péndulo que considera el auge nacionalista una cuestión cíclica. Veremos a ver.