TOKIO. Una veintena de cerdos de la Edad del Hierro, un cruce entre jabalí y cerdo doméstico, fue abandonada por un ganadero de Tomioka tras el estallido de la crisis en la central, y ahora estos animales circulan libremente por la localidad, confirmó a Efe un portavoz del ayuntamiento.
El Ministerio de Medio Ambiente prepara en estos momentos un proyecto exhaustivo para abatir a estos y otros animales salvajes y reducir sus poblaciones en Tomioka y en las ciudades de Namie, Futaba y Okuma, que fueron evacuadas tras el accidente de Fukushima.
De momento, las trampas que se han montado en Tomioka para capturar a estos cerdos, que se han multiplicado enormemente y resultan muy destructivos para los edificios y los campos de cultivo si se les deja en libertad, han servido para atrapar a unos 120 especímenes.
En un artículo publicado hoy, reporteros del diario "Mainichi" cuentan que en una reciente visita a Tomioka, a apenas 10 kilómetros de la central atómica, pudieron certificar la proliferación de cerdos de la Edad del Hierro circulando libremente por la localidad.
"Quedan muchos y no sabemos cuántos hay", explicó un funcionario del consistorio de Tomioka.
A esto se suma el hecho de que también se ha multiplicado en el entorno de la planta la población de jabalíes, una especie que además de provocar destrozos puede resultar muy agresiva.
"Es peligroso para las personas encontrarse con animales salvajes que se han acostumbrado a vivir en hábitats sin seres humanos y que han abandonado el hábito de mantener la distancia como mecanismo de defensa", explicó al rotativo el profesor de la Universidad de Utsunomiya Yuji Kodera.
El pasado noviembre unos residentes de Namie, a unos 8 kilómetros de la central, que realizaron una breve visita a su casa comprobaron esa pérdida de timidez que menciona Kodera cuando un grupo de jabalíes les atacó.
En este pueblo, 43 vecinos que han podido retornar a sus casas temporalmente han informado de destrozos provocados por los jabalíes entre abril de 2013 y febrero de 2014.
A su vez, la población de mapaches -designados por el Gobierno japonés como especie invasora- parece haberse disparado en la zona, y estar empezando a trasladarse a otras regiones.
En este sentido, la ciudad de Date, que está a más de 60 kilómetros de la central, capturó en 2013 unos 1.100 ejemplares, casi un 85 % más que el año anterior.